A los bancos, españoles o europeos, se les acusa, siempre que hay un giro en la política monetaria de sus respectivos bancos centrales, de trasladar los movimientos al coste de los créditos y a la remuneración del ahorro a muy diferente velocidad, especialmente cuando se trata de subidas del precio oficial del dinero.
En el presente año, el Banco Central Europeo ha llevado a cabo tres bajadas de los tipos oficiales de interés. La primera, en junio, cuando dejó la referencia oficial en el 4,25% desde el 4,50% anterior. La segunda, cambiando la guía de orientación de la política monetaria de las operaciones principales de financiación a la facilidad de depósito, lo que unido a una nueva bajada de 25 puntos básicos, dejó el precio del dinero en el 3,50%. La última, la ha llevado a cabo en el mes de octubre y ha dejado los tipos de referencia en el 3,25%.
El nuevo rumbo de la política monetaria de la institución que preside Christine Lagarde, que persigue el objetivo de impulsar el crecimiento económico de la Eurozona y alejar el fantasma de la recesión, ha dado sus primeros resultados en forma de un descenso del coste de los créditos a empresas y hogares y, lógicamente, de la retribución del los ahorros.
Según los últimos datos del Banco de España, el tipo medio de las nuevas operaciones de préstamos para la compra de una vivienda por parte de las familias se ha situado en septiembre en el 3,38%, lo que supone una descenso de 15 puntos básicos sobre el coste del mes anterior. Si se amplía el calendario de la comparación, entre los meses de mayo, antes de que el BCE realizara su primera bajada de tipos, y septiembre, el coste de los préstamos hipotecarios se ha reducido en 21 puntos básicos, o lo que es igual, un 5,84%. En los últimos doce meses, el descenso ha sido de 73 puntos básicos, el 17,76%. Y aún falta por reflejar el impacto de la tercera bajada de tipos del BCE, del mes de octubre, que conoceremos el mes que viene.
El mismo camino han seguido los créditos al consumo, aunque las reducciones han sido más moderadas. Hoy, el coste de un crédito para la compra de bienes de consumo duraderos se sitúa en el 8,39%, 55 puntos básicos por debajo del interés que se pagaba en el mes de agosto. Desde mayo, se ha producido una bajada del 2,78%, toda vez que este tipo de créditos tiene una mayor volatilidad en el precio que los préstamos hipotecarios. En términos interanuales, la caída ha sido del 8,3%. El coste de un crédito al consumo llegó a alcanzar el 9,5% en agosto de 2023.
Créditos para "otros fines"
Los créditos para “otros fines” también han notado la rebaja de los tipos oficiales de interés. En septiembre el coste medio era de un 5,86%, casi un 10% más barato que solo un mes antes. En términos interanuales el descenso es de 68 puntos básicos. En el caso de la financiación a las empresas, las rebajas del coste de los créditos han sido más ostensibles. Un crédito de hasta 250.000 euros, destinado básicamente a las pequeñas empresas, cuesta por término medio un 5,39%, cuando en mayo su coste era del 5,82%, un 8% más caro. En el último año móvil, el descenso del tipo medio ha sido de 81 puntos básicos (13,1% en términos relativos).
Los créditos de entre 250.000 y un millón de euros tienen un tipo del 4,67%, que refleja un descenso del 8%. Donde más se ha notado la bajada de tipos ha sido en los créditos por un importe superior al millón de euros, que entre mayo y septiembre de este año han pasado del 5,14% al 4,53%, lo que supone una rebaja del 11,86%, equivalente a 61 puntos básicos.
En los depósitos también han llegado las rebajas. Los depósitos a plazo de las familias se pagan a un tipo promedio del 2,45%, cuando en agosto se retribuían al 2,61%. Las cuentas corrientes se siguen pagando al 0,19%, el tipo más alto de los últimos meses. En este producto tienen las familias depositado el 84% de sus ahorros. Las sociedades no financieras están mejor retribuidas por la banca: 3%, frente al 2,89% de agosto, lo que supone la única subida que se ha producido en los últimos datos.