El Banco Espírito Santo ha acumulado este martes fuertes pérdidas en la Bolsa de Lisboa preso de la volatilidad, y sus acciones llegaron a caer durante la sesión un 20%, hasta cotizar al precio más bajo de su historia.
En el principal selectivo lisboeta, el PSI-20, los títulos del BES se llegaron a pagar a 35,5 céntimos de euros, un nuevo mínimo histórico, como consecuencia de la incertidumbre que despierta entre los inversores la delicada situación financiera del grupo empresarial al que pertenece, propiedad de la familia Espírito Santo, según informa Efe.
La debacle sufrida en la Bolsa es especialmente notable desde el pasado 10 de junio, cuando la acción cotizaba a 1,1 euros, lo que supone un retroceso acumulado en poco más de un mes cercano al 70%. De hecho, la de hoy es la séptima jornada consecutiva en rojo del banco portugués, el más importante del país a nivel de activos.
Este lunes, la entidad decidió adelantar el nombramiento de un nuevo equipo de gestión liderado por el economista Vítor Bento, quien ya ocupa el cargo de presidente -a falta de ser ratificado por la Asamblea General el próximo 31 de julio- en sustitución de Ricardo Salgado, máximo responsable de la entidad durante los últimos 22 años. Esta estrategia, sin embargo, no ha conseguido de momento una mejoría de su cotización en Bolsa, ya que terminó la sesión del lunes con un descenso del 8 % respecto al cierre del viernes.
Además de las dudas sobre la solvencia financiera de varias empresas del Grupo Espírito Santo, del que el BES forma parte y a las que incluso concedió créditos -una práctica que despertó inquietud en los mercados-, los analistas también atribuyen su caída bursátil al movimiento en su accionariado. Este lunes, el grupo, que es el principal accionista del banco a través de su subsidiaria Espírito Santo Financial Group, anunció que su participación en la entidad se redujo de un 25,1 a un 20,1%.
Según medios portugueses, la venta de este 5 % no fue voluntaria, sino que figuraba en las condiciones de un préstamo de 165 millones de euros suscrito con el banco japonés Nomura.
De acuerdo con estas informaciones, el crédito fue utilizado para comprar participaciones en la ampliación de capital realizada recientemente por el BES con el objetivo de mantener un cuarto de los títulos en su poder.
Sin embargo, en ese acuerdo figuraba una cláusula que daba derecho a la entidad asiática a reclamar estas acciones adquiridas con el crédito concedido en caso de que su precio de mercado cayese por debajo de cierto nivel, tal y como ha ocurrido.