El futuro del banco malo pende de un hilo. BBVA, llamado a ser uno de los tres grandes accionistas de la sociedad junto a Santander y La Caixa, tiene decidido no entrar en la estructura de la Sareb, salvo que Economía tenga un cambio de actitud de última hora que no se prevé. Lo mismo sucede con los fondos internacionales. Luis de Guindos no ha logrado convencer a ningún inversor extranjero para que entre en el proyecto del banco malo, según aseguran fuentes financieras. La negativa de la entidad que preside Francisco González repercutirá de forma directa en Santander y La Caixa, que aún no han contestado afirmativamente a la propuesta.
Estos dos grupos no sólo tendrían que aportar la parte de BBVA, alrededor de 500 millones en capital, sino que deberían repartirse además la suscripción de obligaciones subordinadas por otros 2.000 millones. Al esfuerzo económico, se une el mayor incremento en los riesgos de ser accionista de una sociedad que vivirá sus primeros años en los números rojos. El plazo dado por Economía para contestar a esta 'invitación' expira esta misma semana. En el sector se estima que será complicado que alguna otra entidad secunde la negativa de BBVA, pese a que ninguna entidad "está conforme" con ser accionista de la Sareb.
Todas las entidades sanas, no sólo BBVA, se han mostrado reticentes a entrar en el accionariado del banco malo. Las condiciones que han ido presentando los interlocutores de Guindos no han convencido a los bancos que han contraofertado otro tipo de salidas para no acabar penalizados por fomar parte de la Sareb. Uno de los puntos que hizo saltar la alarma en los bancos fue la propuesta de que las entidades sanas tuvieran que dar una salida a los titulares de las preferentes de los bancos nacionalizados. Bien mediante un canje a los clientes, bien mediante un préstamo sindicado a cada una de las nacionalizadas por el importe de la emisión de las preferentes que tuvieran aún en circulación.
Pese a que los encuentros se han multiplicado en las últimas semanas, Economía y BBVA no han logrado acercar posturas, confirman fuentes del Gobierno, que aseguran que "la relación con Guindos está rota". "Sabemos que en el sector financiero la figura de Guindos no es muy querida y es un tema que preocupa a Rajoy porque la ausencia de BBVA en el accionariado del banco malo no es un buen mensaje hacia Bruselas en estos momentos económicos tan delicados, un día después de la huelga general", confirman desde el Gobierno.
La entidad que preside Francisco González tiene decidido no entrar en la Sareb, pese a que hace una semanas el propio FG asegurase que se convertirían en accionistas "por el bien del país". Un discurso que ya moduló Ángel Cano, CEO de la entidad, en la presentación de resultados del tercer trimestre."No tenemos interés por entrar en el banco malo", aseguró Cano, el pasado 31 de octubre. Apenas dos semanas después, se ha materializado el no de BBVA ante el temor de que la participación en el Sareb pueda poner en grave riesgo a la entidad, con el contagio que eso puede suponer en el sistema financiero español.
"Nosotros acabaremos entrando porque no estamos en disposición de echarle un pulso a Guindos", explican desde una entidad, que sí confirman que la actitud del ministro, con respecto al banco malo, "ha cambiado de forma radical en estos últimos días". "Economía se ha cerrado en banda, pese a los peligros que puede suponer para el sistema financiero que la 'aventura' del banco malo salga mal", explican desde el sector.
La petición inicial de Economía contemplaba que Santander, BBVA y La Caixa aportasen en el entorno de 2.500 millones para cubrir el 51% de inversión privada que obliga el Memorando de Entendimiento. Una cifra que se ha rebajadado hasta los 1.500 millones: 500 millones a aportar por cada una de estas tres entidades. Al resto de entidades sanas le corresponde un volumen menor en función de su porcentaje de negocio financiero global. Así, Sabadell y Popular, que también ha sido invitado por Economía al confiar en el éxito de su ampliación de capital, tendrán que aportar entre 200 y 300 millones cada uno. La horquilla para el resto de entidades sanas de menor tamaño, como Bankinter, Kutxabank o Unicaja, se cifra en el entorno de los 100 millones.
La ausencia de BBVA obliga a Economía a volver a explorar nuevos inversores en el mundo del seguro, más allá de Mapfre y Mutua Madrileña, con quien ya se ha producido algún contacto.