La foto no pasó desapercibida en el número 20 de Sonnemannstrasse, sede del Banco Central Europeo en Fráncfort. Christine Lagarde, Luis de Guindos y el resto de mandamases de la institución vieron la instantánea de Vladímir Putin estrechando la mano de Tayyip Erdogan en Teherán, hace 12 días. Las amistades del presidente turco son cada vez peligrosas. Son conscientes desde hace tiempo en el BCE, de ahí la preocupación constante y creciente sobre la exposición a Turquía de uno de los grandes bancos de la UE: BBVA.
Las afrentas de Erdogan, junto a la dramática situación de la economía turca, van sumando pasos hacia una dirección cada vez más probable: la destitución del consejero delegado de la entidad española, Onur Genç. Los cambios en la cúpula de BBVA podrían materializarse a la vuelta del verano. Será un otoño complejo no sólo para la economía. "En el tramo final del año, cuando la situación económica se complique, aparecerán gangas empresariales. Es entonces cuando los grandes inversores empezarán a pescar", confiesa el máximo responsable en España de un gran fondo.
La recomposición del consejo de Indra -tras la crisis de gobierno corporativo provocada por la Sepi- y el polvorín argelino -que amenaza los intereses de Naturgy, Cepsa o Repsol- sufrirán también avances o retrocesos en el nuevo curso. Estos son los asuntos más candentes que preocupan a los dueños del Ibex. Y que prometen un otoño caliente
El dilema de Carlos Torres en BBVA
"Genç nunca ha gustado al BCE por su relación con Erdogan", apuntan fuentes conocedoras del 'dilema' interno que vive el banco. La apuesta de BBVA por Turquía, obra de su consejero delegado, despertó recelo en Fráncfort desde el minuto uno. Dos condicionantes podrían haber apaciguado las aguas. El primero: que BBVA hubiera limitado los riesgos en el mercado turco. Y el segundo: que el panorama político y -sobre todo- económico en el país mejorara progresivamente.
No ha sucedido ni lo uno ni lo otro. La entidad que preside Carlos Torres, que abandonó mercados más 'seguros' como el estadounidense y dejó pasar el tren de la fusión con Sabadell, se hizo recientemente con el control total de Garanti, tras culminar una OPA sobre el 50,15% del capital. La economía turca, por su parte, prosigue su viaje hacia el precipicio. La inflación supera el 70% y las previsiones para 2023 no bajan del 30%. Sobran los comentarios a cerca de la deriva política protagonizada por un maquiavélico Erdogan, jugando a dos bandas entre la OTAN y Rusia.
En los mentideros del Ibex ganan credibilidad los rumores que apuntan a la ruptura con Onur Genç. Con la salida del consejero delegado turco, Torres establecería un cortafuegos con Turquía y ganaría oxígeno para seguir pilotando el banco. Ahora bien, de la deriva de la aventura turca dependerá la duración de su mandato en BBVA. El directivo que encabeza todas las quinielas para sustituir a Genç es Javier Rodríguez Soler, quien pilotó en su día la expansión del banco en Estados Unidos.
Este movimiento tendría cierto paralelismo con el relevo de José Antonio Álvarez por Héctor Grisi en Santander. El directivo mexicano es el artífice del crecimiento del banco en Norteamérica y actuará como contrapeso de Ana Botín en las tareas ejecutivas, una demanda que venían reclamando los fondos propietarios de Santander desde antes del 'culebrón' de Andrea Orcel.
Indra, a la caza de consejeras por culpa de Sepi
"Es lógico que el Estado español quiera estar detrás de un gran grupo de defensa. Pero las cosas no se hacen así. Podríamos haber tomado como referencia lo que ha hecho Francia con Thales". Habla un veterano directivo español que ha seguido muy de cerca la crisis reputacional que provocó la Sepi el mes pasado en Indra. La herida aún está abierta, después de que el conglomerado público que preside Belén Gualda pusiera patas arriba el consejo de administración, echando a cinco de los ocho independientes. Contó con la complicidad decisiva de Joseph Oughourlian, 'amo' de Amber Capital -y presidente de Prisa-.
La jugada fue interpretada por los inversores como un asalto burdo del Gobierno. El castigo bursátil y la amenaza de que la crisis reputacional acabara salpicando a la buena salud del negocio, obligó a la Sepi a dar marcha atrás. Por un lado, ya ha abandonado la idea de dotar de poderes ejecutivos al presidente, Marc Murtra. Por otro, está rastreando el mercado en busca de consejeros independientes que equilibren la balanza de poderes.
Fuentes próximas al grupo aseguran que la empresa contratada para fichar consejeros -Korn Ferry- ya tiene identificados algunos perfiles. En la búsqueda prima un criterio: incorporar talento femenino. Una meta a la que poco ha contribuido la Sepi, controlada por un Gobierno que presume de paridad. El ente público cuenta con dos consejeros dominicales, Antonio Cuevas y Miguel Sebastián. En junio propuso como tercer representante a Juan Moscoso del Prado. La elección de una mujer habría facilitado el equilibrio de género. Pero la empresa estatal optó por otro hombre, ligado al PSOE tanto como lo están Sebastián (ministro de Industria con José Luis Rodríguez Zapatero) y Cuevas (exdiputado socialista por Sevilla).
El polvorín argelino
Lo contaron en Vozpópuli Alberto Sanz y David Cabrera. Naturgy y BlackRock están negociando con la banca un préstamo para refinanciar su inversión en el gasoducto Medgaz. El grupo que lidera Franscico Reynés y el fondo estadounidense controlan el 49% del gasoducto a través de la sociedad Medina Partnership. El futuro del negocio del tubo está cada vez más nublado, por la incertidumbre sobre las condiciones que puede imponer Sonatracht. O sea la empresa estatal que controla el Gobierno de Abdelmadjid Tebboune, enemistado con su homólogo Pedro Sánchez por el giro diplomático inesperado -e incomprensible- en el Sáhara Occidental.
La sombra del conflicto está planeando sobre la refinanciación, que debería cerrarse sin problemas en las próximas semanas. Cosa distinta es la 'prima' que tengan que pagar Naturgy o su socio BlackRock por hacer negocios con Argelia. El choque diplomático es -y lo será también en otoño- una presencia indeseable para las empresas españolas con intereses en el país. Repsol, por ejemplo, está en proceso de compra de la participación del 11,2% que posee la italiana Edison en un importante yacimiento al norte de Reggane.
Más potente es el proyecto en Argelia de Técnicas Reunidas, que tiene firmado un contrato de 3.700 millones de dólares, junto a Samsung Engineering, para desarrollar infraestructuras energéticas en el país. El favor de Sánchez al rey marroquí, Mohamed VI, inquieta el sueño de los directivos del grupo, dirigidos por Juan Llado. Técnicas Reunidas ya tiene abierto un proceso de arbitraje con Sonatracht por el incumplimiento de un contrato. Y mientras los empresarios españoles cruzan los dedos, Tebboune sigue abriendo puertas a los italianos. Para eso se ha reunido cuatro veces con Mario Draghi.
La hora de la verdad para los PERTE
El domingo 7 de marzo de 2021, Pedro Sánchez anunció a través de una tribuna en El País el lanzamiento del PERTE del vehículo eléctrico conectado (VEC). De paso, identificó a los primeros 'premiados' con una inversión pública de 4.300 millones: Iberdrola y Seat. Han pasado 16 meses y el PERTE ni ha echado a andar ni está confirmada la identidad de las empresas ganadoras. La culpa la tiene la burocracia infinita que rodea al proyecto. Y también la manía del presidente de vender el oso antes de cazarlo: el anuncio de Sánchez puso de uñas a quienes compiten con Ignacio Sánchez Galán y Wayne Griffiths en los negocios energético y automovilístico.
Fuentes próximas al PERTE -el primero de los 11 anunciados- aseguran que la resolución se conocerá "en cuestión de semanas". El Ministerio de Industria sacó los pliegos del concurso a principios del verano y ahora debe decidir cómo reparte las subvenciones entre las 327 empresas que han presentado propuestas. El asunto es delicado, ya que la figura del PERTE es totalmente novedosa. "Hay riesgo de litigiosidad. Las empresas que han acudido al concurso analizarán las concesiones y, si no hay conformes, presentarán alegaciones. Y sin no están conformes, pueden ir a los tribunales", afirman las mismas fuentes.
El PERTE del vehículo eléctrico es decisivo para la economía española por varias razones. Una: es el más potente por la inversión movilizada. Dos: abrirá camino al resto desde el punto de vista burocrático. Y tres: si funciona, dará alas a la industria española en un periodo -el otoño y, sobre todo, el invierno- que se avecina demasiado sombrío.
La España que desean los fondos buitre
Si no hay más operaciones empresariales en España, no es por falta de dinero. La explicación la aportaba un conocido financiero al inicio de este artículo: los tiburones de la inversión esperan "gangas". Con un panorama macroeconómico tan difícil a la vista, la decisión lógica de muchos fondos es "esperar y ver".
La debilidad creciente del tejido empresarial español se refleja en algunos indicadores. El más evidente es el coste de la energía. Pero hay otros menos conocidos. Buena parte de los servicios de estudios que participan en el panel de Funcas prevén un recorte drástico de la inversión en maquinaria y bienes de equipo en 2023. Por ejemplo, CaixaBank pasa de pronosticar un aumento del 12,4% este año a sólo un 2,5% el siguiente. Los propios analistas de Funcas calculan un incremento mínimo del 1% en 2023, frente al 9,1% de este año.
La caída de la inversión empresarial la augura hasta el equipo económico de la vicepresidenta Nadia Calviño, quien siempre ha destacado, contrariamente, por su optimismo. La última revisión del cuadro macroeconómico presenta también una caída potente del indicador, desde el 12,6% de 2022 al 3,8% del año que viene.
A la vuelta del verano, los empresarios tendrán que lidiar con los altos costes provocados por la inflación, con nuevos impuestos y con la amenaza de recesión técnica latente en la Eurozona. Y con un Gobierno cuyo presidente cerró el curso político este viernes poniendo a Sánchez Galán y a Botín como ejemplo de cómo no hay que ser. Los fondos buitre deben estar frotándose las manos.