A pesar de la recuperación, del crecimiento económico y de la robusta creación de empleo que experimentó España en el año 2018, la tasa de ahorro de los españoles registró su mínimo histórico el año pasado debido a que los ciudadanos destinaron su renta disponible a consumir bienes que no habían podido adquirir durante los años de la crisis.
Esa 'demanda embalsada' llevó el ahorro a mínimos, pero al haber comprado ya todo lo que habían ido posponiendo, el año 2019 se producirá un cambio de tendencia: la tasa de ahorro empezará a repuntar y el consumo comenzará a desacelerarse, según pronostica el propio Gobierno en su Programa de Estabilidad y también la Comisión Europea en su Informe de Primavera sobre todos los países de la Unión.
"A pesar del aumento en la renta bruta de los hogares, el marcado crecimiento de su consumo en los últimos años ha provocado una persistente caída en la tasa de ahorro hasta el 4,9% de la renta bruta disponible al cierre de 2018 (frente al mínimo del 5,8% que se alcanzó en la anterior fase expansiva)", explica el Banco de España en su Informe de Estabilidad Financiera de Primavera.
La entidad advierte de que si se perpetuara esta dinámica sería peligroso, ya que la fortaleza financiera de los hogares sería insuficiente "ante perturbaciones inesperadas", ya que no tendrán ahorros con los que afrontar una posible recesión.
Cambio de prioridades
Sin embargo, en 2019, el incremento de la renta disponible de los hogares, tanto por la creación de puestos de trabajo como por la subida de salarios (impulsada por el alza del Salario Mínimo Interprofesional o de la subida de sueldos públicos) y la revalorización de las pensiones, provocará un repunte de la tasa de ahorro hasta el 5,5% en 2019 y el 5,8% en 2020.
De forma paralela al aumento del ahorro se producirá una ralentización del consumo, que pasará de crecer a un ritmo del 2,3% en 2018, al 1,9% en 2019 y un 1,6% en 2020, según pronostica Bruselas.
"El consumo privado se espera que continúe creciendo a tasas elevadas, pero más reducidas que las de años anteriores, debido entre otros factores al menor ritmo de creación de empleo y a la absorción de la demanda embalsada de bienes de consumo duradero, a pesar del aumento de los salarios reales", señala el Ejecutivo.