El mercado inmobiliario se está reactivando. Con la recuperación económica, la venta y el alquiler de viviendas vuelven poco a poco a su ser y surgen nuevos interesados en adquirir una propiedad. Sin embargo, el "colchón" cada vez es más fino y el 45% de los futuros compradores cuenta con menos del 10% del coste del inmueble, frente al 20% de 2016, según el III Estudio de Casaktua 'La demanda de vivienda en España. Análisis de la capacidad financiera'.
Los expertos recomiendan disponer de más del 30% del importe de la vivienda en el momento de comprarla, pero el informe revela que únicamente el 29% de los que tienen intención de realizar la transacción tiene esa liquidez. Esto, según explica la directora comercial de Casaktua, Chus de Miguel, ocurre porque muchos de los futuros compradores de una vivienda se han incorporado al mercado laboral recientemente y tienen aún poca capacidad económica, por lo que se están engrosando "las filas de abajo", es decir, de personas con poca solvencia.
Estos datos sitúan el ahorro medio en un 24% del precio del inmueble, lo que significa que la mayor parte de los demandantes deberá acudir a una hipoteca con un plazo medio solicitado de 24 años. Pero, ¿qué se sabe sobre este tipo de producto bancario? Lamentablemente, poco. Los futuros compradores cada vez conocen menos este concepto, con una nota media de 5,7 en 2017, frente al 6,1 de 2016. Después de los pufos de las cláusulas suelo, los españoles siguen sin saber qué tipo de productos contratan a la hora de adquirir una vivienda.
Sí al alquiler
El alquiler gana adeptos y uno de cada dos confiesa haberlo escogido por motivos económicos. De las personas que piensan mudarse a corto/medio plazo, el 55% se lanzará a la compra (un 9% menos que en 2016) y un 45% optará por el alquiler (un 9% más que en 2016). "Ya no tenemos las mismas ventajas fiscales a la hora de comprar, por eso cada vez más gente quiere alquilar", destaca Chus de Miguel.
Aunque casi la mitad de los españoles que buscan alquilar añade que también les cuesta encontrar una casa que puedan pagar, el presupuesto medio destinado a hacerlo ha aumentado un 4%, de los 522 euros en 2016 hasta los 548 euros este año. Por comunidades, se ha manifestado una recuperación en Cataluña, Comunidad de Madrid e Islas Baleares. En el resto se mantiene estable y en ninguna ha bajado.
Por el contrario, el presupuesto de compra en 2017 es un 12% menor que el año anterior. Mientras en 2016 el coste medio de adquisición superaba los 200.000 euros, este año está en 185.372 euros. Concretamente, Galicia, Canarias, Navarra, Comunidad de Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana son los territorios en los que se aprecia un descenso; mientras que Baleares es la única comunidad donde se percibe una significativa recuperación, de 162.000 euros en 2016 a 300.000 euros en 2017.
Bueno, bonito y barato
En cuanto al tipo de vivienda en la que quieren residir, a más de la mitad les da igual si es nueva o de segunda mano; aunque uno de cada dos del 27% que se decanta por un inmueble "usado" confiesa que preferiría de obra nueva pero no puede permitírselo. Además, el piso sigue siendo la opción más demandada (49%), seguida del chalet independiente (20%), el dúplex o chalet adosado (10%) y el apartamento (9%).
Nuevamente, el precio es el principal condicionante. Sin embargo, cuando se les pregunta el porqué del cambio, las principales razones son la búsqueda de más "extras", la necesidad de ampliar el espacio o el deseo de una casa más bonita. Solo un 12% lo hace para buscar una vivienda más económica y un 7% para alejarse de núcleos urbanos. Además, sólo el 15% tiene miedo de no encontrar financiación y únicamente el 13% tiene problemas para vender su actual vivienda.
¿Y los que no se mudan?
Un 69% de los españoles no busca vivienda. Sin embargo, el 15% de todos ellos reconoce no tener cubiertas sus necesidades habitacionales en su casa actual; pero, nuevamente, no pueden permitirse económicamente una vivienda que sí las satisfaga. A este se suman otros motivos principales como la inestabilidad laboral, aunque cada vez tiene menos peso, igual que la inestabilidad política.
Además, la edad del futuro comprador ha pasado de la franja de los 25 y 34 años a la siguiente, entre 35 y 49 años, pues cada vez se sale más tarde del hogar familiar. Pero la percepción del mercado está cambiando. En 2016 el 19% de los que no pensaban mudarse lo hacían porque creían que los precios de la vivienda continuarían bajando y preferían esperar y, un año después, solo piensa así el 9%.
Desde que una persona empieza a buscar hasta que compra pasan unos seis meses, tiempo suficiente para que los más indecisos se suban al carro. El objetivo de vender toda la vivienda ya construida para seguir con la obra nueva está cada vez más cerca, aunque todavía queda mucho por recorrer.