Economía

Los líderes llegan al Consejo Europeo de Bruselas sin tener idea de lo que van a firmar

Berlín y París tensan la cuerda justo antes de la cumbre. Rajoy volverá a aliarse con Hollande y Monti para intentar que Merkel ceda en la unión bancaria y la recapitalización directa de las entidades. 

Berlín y París tensan la cuerda justo antes de la cumbre. Rajoy volverá a aliarse con Hollande y Monti para intentar que Merkel ceda en la unión bancaria y la recapitalización directa de las entidades. Berlín y París tensan la cuerda justo antes de la cumbre. Rajoy volverá a aliarse con Hollande y Monti para intentar que Merkel ceda en la unión bancaria y la recapitalización directa de las entidades. .

El galimatías europeo vuelve a escena. Los líderes de la UE entrarán de nuevo en una cumbre sin tener idea de lo que van a firmar. España ya tiene prácticamente asegurado algo más de margen para cumplir con el déficit. Y nada más. Todo está sobre la mesa.

Rajoy le pidió ayer a Merkel en Bucarest que cumpliese con los acuerdos comprometidos en el pasado Consejo Europeo de junio. Aliada con Francia e Italia, España insiste en que se apruebe ya la unión bancaria y que el fondo de rescate europeo pueda llevar a cabo una recapitalización directa de las entidades españolas.

Sin embargo, las dificultades sobre este punto se acumulan. En primer lugar, Berlín no quiere ni oír hablar de la existencia de un Fondo de Garantía de Depósitos común porque en Alemania se interpretaría como otra transferencia fiscal.

Segundo, un informe jurídico interno del Consejo Europeo establece que la unión bancaria precisa la rescritura de los tratados y por tanto tomará bastante más tiempo.

Tercero, los germanos sólo se conforman con una supervisión europea que únicamente inspeccione los grandes bancos y deje a un lado sus cajas. Además, piden mayores derechos de voto y menos poderes para Draghi en la futura estructura supervisora.

Por último, los tudescos exigen que no haya una recapitalización directa de entidades hasta que la supervisión europea esté en funcionamiento, precisamente lo que podría poner en duda el rescate bancario español.

Por otro lado, Berlín y París están protagonizando el gran tira y afloja en las negociaciones previas con el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, intentando mediar entre ambas partes. Éste ha puesto sobre la mesa una propuesta consensuada con el presidente del BCE, el presidente de la Comisión y el presidente del Eurogrupo.

En ésta se incluye que todos los países suscriban contratos de reformas con la UE al estilo de los memorandos firmados por los países rescatados, una idea muy del agrado de Alemania pero que Francia rechaza.

Y el otro tema controvertido es la mutualización de la deuda. París defiende una unión fiscal con eurobonos. Y ha presentado la propuesta de dotar a una suerte de Tesoro europeo con fondos para que al menos se pueda asistir puntualmente a aquellos países que sufran “shocks asimétricos” debido a la pertenencia al euro.  

Sin embargo, Alemania sólo acepta que se empleen fondos europeos para asuntos específicos como el fomento del empleo juvenil y siempre que los países estén aplicando reformas.

Van Rompuy ha puesto sobre la mesa una idea intermedia. Primero, se pondrían en marcha sólo eurobonos a corto plazo, también llamados euroletras. Más adelante, se crearía un fondo de amortización de toda la deuda pública de los países que exceda el 60 por ciento del PIB para que se vaya pagando en plazos largos.

Este fondo de amortización tiene el respaldo del Consejo de Sabios alemanes y de los socialistas germanos. Pero Merkel se niega a adoptarlo.

Tan sólo el ministro de Finanzas teutón, Wolfgang Schäuble, ha dado estos días pasos hacia una mayor integración al anunciar que apoyaba un comisario europeo con poderes extraordinarios para vetar los presupuestos nacionales y reforzado por el Parlamento europeo para que gane legitimidad democrática. Sin embargo, los liberales socios de Gobierno de Merkel ya se han mostrado en contra de esta iniciativa. Así que la canciller tendrá la última palabra.

Por supuesto, la otra cuestión esencial estriba en el rescate de España y si entrará o no Italia entre los auxiliados. Ahora Berlín presiona para que los transalpinos también suscriban un memorando y sigan una condicionalidad.

La obsesión de los alemanes consiste en que los periféricos continúen reformándose para así alcanzar lo que Merkel ha bautizado como la “armonización competitiva”. Una vez lograda ésta, Alemania pondrá menos problemas para avanzar en la unión. Al menos, el Gobierno de Rajoy puede exhibir unos costes laborales a la baja y unas alzas de las exportaciones sólo superadas por Holanda y que incluso baten a las germanas.

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