Alemania, el motor del crecimiento de Europa, está perdiendo fuelle. La economía germana aminoraba su marcha en la pandemia y, desde entonces, no ha logrado enderezar su rumbo. Así, en los últimos cinco años ha crecido sólo un 0,2%, frente al 4,6% de media de los 20 países que utilizan el euro.
"Las condiciones económicas marco son cualquier cosa menos satisfactorias", indicaba hace un mes el vicecanciller alemán, Robert Habeck, en su presentación de las proyecciones de otoño, que pronostican una contracción del PIB del 0,2% en 2024. Si esas previsiones se convierten en realidad, Alemania entraría en recesión por segundo año consecutivo, tras una contracción del 0,3% del PIB en 2023.
¡Las heridas alemanas
La desaceleración de la industria, los altos costes de producción y la caída de las exportaciones siguen condicionando a un país que, durante las dos últimas décadas, se había situado entre las grandes potencias exportadoras de productos industriales de automoción, ingeniería mecánica y eléctrica, química, farmacéutica y agroalimentaria, gracias a un modelo de colaboración público-privada en pymes (Mittelstand) que se apoyan en trabajadores con una elevada formación técnica. Se trata de empresas muy especializadas, con gran crecimiento y exportadoras, pero que dependen en buena medida de los gigantes del sector y de la economía nacional, por lo que, si su actividad se resiente, puede suponer un duro golpe para la economía de todo el país. Y es que, no hay que olvidar que el 99% de todas las compañías alemanas son pequeñas y medianas empresas que supone cerca de la mitad del PIB del país y que el 55% de los más de 45 millones de empleados de Alemania trabajan en más de tres millones de pymes.
En este 2024 el cambio de enfoque en el comercio internacional ha lastrado a estas corporaciones, también muy penalizadas por el encarecimiento de la energía tras la invasión de Ucrania, que impactó en especial en el país germano debido a su dependencia del gas ruso. Es cierto que, ante esta situación, la industria alemana y la UE optaron por reforzar su estrategia en energías renovables y descarbonización, pero también lo es que la transición hacia una economía verde está siendo muy cara para las compañías.
A esta subida de los costes empresariales y caída de las exportaciones se suman ahora las medidas proteccionistas de Estados Unidos y China. En el primer caso, el país norteamericano y la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca podrían afectar sobremanera a la economía de Alemania. Desde el lado chino, el país asiático se convirtió durante la última década en un socio principal de Alemania, pero en los últimos años China no está creciendo tanto y ha disminuido su demanda internacional. Además, la modernización y el desarrollo de China hacen al país un "competidor directo en muchos sectores donde Alemania era dominante" y, un ejemplo claro, es el sector del automóvil y los coches eléctricos, donde las empresas asiáticas llevan la delantera gracias, en parte, a los incentivos que recibe el sector de su gobierno.
Por último, a la preocupación por la economía se suma ahora la inestabilidad política interna, que ha derivado en unas elecciones legislativas anticipadas el próximo 23 de febrero de 2025, con la probabilidad de que los conservadores asuman el poder, tras el estallido del gobierno de coalición del socialdemócrata Olaf Scholz. La famosa coalición “semáforo”, que reúne a socialdemócratas, liberales y Verdes, estalló el pasado 6 de noviembre al ser incapaz de lograr un acuerdo para el presupuesto de 2025 y terminar con el "despido" del ministro de Finanzas, Christian Lindner.
Sectores más afectados
Esta crisis económica y política que asola Alemania empieza a hacer mella en el corazón de las compañías más potentes del país y sectores como el del automóvil, que representa el 17% de las exportaciones alemanas, se están viendo fuertemente penalizados por esta situación de "más costes, menos exportaciones y menos consumo interno". En este sentido, y según LSEG, se espera que las ganancias de las empresas alemanas caigan un 2,8% en el tercer trimestre, en comparación con un aumento esperado de más del 8% en toda Europa.
De momento, los recortes ya han empezados en muchos grandes nombres alemanes. En este sentido, Volkswagen se ha convertido en un símbolo de los problemas económicos de Alemania y ha pedido a su personal que acepte recortes salariales, advirtiendo que podría cerrar plantas en el país por primera vez en sus 87 años de historia. Por su parte, BMW y Mercedes Benz se encuentran en la misma situación y han revisado a la baja sus expectativas de beneficio y sus planes de producción.
Tampoco se libran las empresa auxiliares del sector como el proveedor de repuestos ZF, que espera despedir al 25% de su plantilla en Alemania (12.000 trabajadores); el mayor proveedor de piezas de automóvil del mundo Bosch, que reducirá 4.000 puestos de trabajo; o el fabricante de neumáticos Continental, que ha anunciado un fuerte plan de recortes de plantilla en sus fábricas para recuperar 400 millones de euros al año. También este mes de noviembre el fabricante de componentes automovilísticos alemán Schaeffler comunicaba que eliminará 4.700 puestos de trabajo en 15 ubicaciones de Europa, de las cuales dos cerrarán definitivamente, como parte de un plan para ahorrar unos 290 millones de euros anuales a partir de 2029.
Pero la onda expansiva está llegando casi a cualquier tipo de industria. Un ejemplo de ello es el grupo químico alemán BASF, que no sólo ha anunciado despidos, sino que en abril habló de su intención de cerrar una planta en Finlandia en la que producía materiales para las baterías de los coches eléctricos. Tampoco escapan a la crisis el gigante de la siderurgia Thyssenkrupp o Siemens-Gamesa.
Por su parte, los bancos, incluido Commerzbank, enfrentan una presión adicional a medida que el vacío político complica las posibles fusiones y que las empresas planifiquen estratégicamente con seguridad.
Reflejo en bolsa
Sin embargo, si nos fijamos en el reflejo bursátil, lo cierto es que el castigo no está siendo demasiado brusco. Y mucho menos en las últimas semanas... Y es que, para muchos, el colapso del gobierno alemán podría tener un lado positivo para la economía, ya que un gasto potencialmente mayor probablemente respaldaría a su moneda y a sus mercados bursátiles, incluso si el camino sigue siendo incierto, apuntan desde Reuters. Así, la primera lectura de los mercados es que nuevas elecciones en febrero podrían traer más certeza para la economía. La segunda es que un mayor endeudamiento gubernamental ayudaría a estimular la economía.
"La dinámica de crecimiento alemana ha sido anémica y gran parte de ello ha sido autoinfligido, ya que Alemania ha mantenido el freno a la deuda en un momento en que la economía necesita apoyo", señala el estratega jefe de mercados de Zurich Insurance Group, Guy Miller. Un aumento del gasto público de entre el 1% y el 2% del producto durante 10 años podría impulsar el crecimiento potencial al menos al 1% desde alrededor del 0,5% actual, estima el jefe de macroeconomía global de ING, Carsten Brzeski.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional también ha dicho que Alemania debería considerar aliviar su freno a la deuda y cualquier señal de que se avecina un mayor gasto podría impulsar las acciones europeas.
De momento, el DAX 40 acumula un revalorización del 15% en lo que llevamos de año. Si acotamos esta evolución al último mes (cuando los problemas políticos y económicos se han agrado aún más) el índice tan sólo ha sido penalizado con ventas acumuladas del 1,3%.
"Desde una perspectiva puramente técnica, el DAX 40 se mantiene dentro de su tendencia alcista de largo plazo y continuará haciéndolo mientras cotice por encima de su mínimo de principios de octubre en 18.912 en el cierre del gráfico diario. Sin embargo, si el mínimo de principios de octubre cede, se podría prever un retroceso hacia el mínimo de septiembre y el promedio móvil simple (SMA) de 200 días en 18.329", señalan desde IG.
Por valores, de los 40 componentes del DAX, 10 de ellos suben más de un 20% en el año, con Siemens Energy disparándose cerca de un 270% y cotizando en máximos históricos en los 45,99 euros. Con revalorizaciones de más del 50% firmas como la empresa armamentística y de automoción Rheinmetall, la compañía de motores para aviones MTU Aero Engines y la informática SAP.
A resaltar, además, en este grupo de 10 valores su análisis fundamental. Y es que, 8 de estas 10 compañías cuentan con potencial alcista de cara al medio plazo, a pesar de las subidas que ya suman. Rheinmetall, Commerzbank, Zalando y Deutsche Bank son los valores que, subiendo ya más de un 97, 46 y 27%, respectivamente, podrían añadir ganancias en bolsa en los próximos 12 meses de un "doble dígito extra".