Otra de las guerras que se libra tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia tiene lugar en un terreno más allá del físico: el de la desinformación en Internet. La conquista del ciberespacio es pieza clave en la estrategia tanto de Rusia como de Ucrania o la OTAN. No hablamos solo de ciberataques -que también-, sino del terreno de las fake news y las redes sociales. Un capítulo más de la denominada ciberguerra.
Las cuentas oficiales de personas y organismos son un altavoz irrenunciable para gobiernos, presidentes y ministros. Algo que no pasa desapercibido para el Kremlin, cuya cuenta oficial, @KremlinRussia, cuenta con casi 1,2 millones de seguidores falsos. La cuenta se describe a sí misma como 'Kremlin. Noticias oficiales'.
En total, posee 3,5 millones de followers,. Si se aplica la cuenta de la vieja más de un tercio de sus adeptos no son reales, según datos de Twitter Audit, una de las herramientas de referencia para saber el número de cuentas falsas en redes sociales. Muchos de estos perfiles pueden ser utilizados por sus propietarios para la difusión de desinformación en aras de mejorar la situación de una de las dos partes del conflicto bélico que estos días salpica las portadas de los periódicos con Ucrania y Rusia en el epicentro.
Sucede algo parecido con la cuenta del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso (@MID_RF). Los seguidores suscritos a este perfil alcanzan los 1,2 millones, de los cuales más de 386.000 son considerados fake por la herramienta.
Los perfiles falsos y la desinformación no son ni mucho menos cosa exclusiva de Rusia. Algunas cuentas oficiales del Gobierno de Estados Unidos superan a las del Kremlin en seguidores fake
Todas las cuentas, ya sean de organismos oficiales o empresas privadas, cuentan siempre con una base de followers que no son reales. No iba a ser menos con las cuentas del gobierno de Vladimir Putin En el caso de la cuenta del Kremlin y la de la cartera de Exteriores, de más de un 33% de los seguidores falsos.
Desinformación, un problema también para occidente
Si comparamos, por ejemplo, lo que sucede con la dirección de Twitter de la Casa Blanca (@WhiteHouse), el número de seguidores falsos es de un 5%. Del total de 6,7 millones unos 194.000 son 'de mentira'. Los perfiles falsos y la desinformación no son ni mucho menos cosa exclusiva de Rusia. Algunas cuentas oficiales del Gobierno de Estados Unidos superan a las del Kremlin en seguidores fake.
La cuenta del Departamento de Estado (@StateDept) norteamericano tiene un 38% de seguidores falsos en su cuenta de Twitter, que constata un total de 6,2 millones de perfiles adheridos. El Departamento de Defensa norteamericano (@DeptofDefense) tiene 6,4 millones de seguidores, de los cuales la mitad son considerados falsos por Twitter Audit.
Si vemos lo que sucede con la cuenta de la OTAN (@NATO) el porcentaje de seguidores falsos es similar a los de la cuenta oficial del Kremlin. Un 37% de los simpatizantes de su perfil, compuesto por 1,3 millones de seguidores, no son reales.
No es lo mismo una cuenta con 1.000 seguidores de los cuales la mayoría son falsos que otra con cien followers reales y de relevancia contrastada, aunque, sobre el papel, un perfil con más seguidores tiene más potencial de amplificación de los mensajes
En cuanto a las cuentas del Parlamento Europeo (@Europarl_EN) y la Comisión Europea (@EU_Commission), cuentan con 855.000 seguidores y 1,6 millones respectivamente, de los cuales un 25% y 26% de followers, respectivamente, son falsos.
Si analizamos la cuenta de Volodímir Zelenski (@ZelenskyyUa), el presidente de Ucrania, su perfil tiene 5,3 millones de seguidores de los que un 5% son ficticios. Joe Biden (@POTUS), el presidente de los Estados Unidos, posee 19,9 millones de adeptos y tiene el mismo número de seguidores engañosos que Zelenski, un 5%. Ursula von der Leyen (@vonderleyen), presidenta de la Comisión Europea, atesora un millón de seguidores de los que un 4% son falsos. Vladimir Putin no posee cuenta en Twitter.
Desinformación para ganar guerras
Resulta complicado saber a qué se deben tales cantidades de cuentas falsas. Cabe prácticamente cualquier explicación, tanto que sea cosa del propio organismo con cuenta oficial, contratando empresas que hinchan el número de sus followers, como de terceros que tratan de mancillar la reputación de otras cuentas. Hay que recordar que en el caso de Twitter o Facebook es posible recurrir a 'empresas' en los mercados negros de Internet para incrementar la masa de seguidores tanto propios como de otros. Esto último es lo que puede utilizarse para manchar otras cuentas en beneficio propio, denunciando posteriormente que están soportadas por seguidores falsos.
El hecho de contar con un alto número de seguidores suele dar peso a la cuenta, si bien hay que tener en mente siempre la calidad de los mismos. No es lo mismo una cuenta con 1.000 seguidores de los cuales la mayoría son falsos que otra con cien followers reales de relevancia contrastada, aunque, sobre el papel, un perfil con más seguidores tiene más potencial de amplificación de los mensajes, toda vez que muchos de esos falsos perfiles cuentan a su vez con otros followers que pueden ser reales. Esa es la paradoja: hay perfiles reales que dan credibilidad a lo que publican cuentas falsas, porque desconocen que lo son. Ese es el caldo de cultivo de la desinformación y las fake news.
Luchar contra la desinformación es muy complicado. El número de redes sociales es cada vez más grande. La cantidad de horas que pasamos frente a las pantallas, también. El bombardeo constante de informaciones llegadas de televisión, yotube, radio o periódicos en Internet dificulta separar el trigo del grano, la desinformación de la información.