Desplome del crédito desde la creación del impuestazo. La financiación a familias y empresas se ha hundido en 40.125 millones de euros desde que entró en vigor el gravamen ideado en principio para dos años y que ahora Moncloa trabaja para convertirlo en permanente. Aunque la caída se produce durante la era de tipos altos, que tocaron el techo del 4,5%, desde los bancos ya se alertó antes del plan del Gobierno que afectaría a su capacidad para prestar.
En el periodo analizado, desde finales de 2022 a agosto de este año, según los últimos registros oficiales del Banco de España, el recorte del saldo vivo del crédito se concentró sobre todo en empresas, con una caída de casi 24.800 millones. En hipotecas, el stock se redujo en unos 15.800 millones desde finales de 2022. El saldo vivo total, incluyendo el crédito al consumo, cerró agosto con 1,134 billones de euros, frente al stock de 1,174 billones del último mes de 2022.
El Gobierno aprobó un impuesto para gravar el 4,8% de los ingresos típicos y las comisiones de los bancos que justificó en los “beneficios extraordinarios” por las subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE). En principio se diseñó para las liquidaciones de 2023 y 2024, aunque más tarde se prorrogó también para la de 2025 y ahora Hacienda prepara una nueva versión para hacerlo permanente.
Como principales argumentos, las patronales bancarias AEB y CECA, así como los distintos ejecutivos bancarios, alertaron de que el impuestazo alejaría las inversiones extranjeras y mermaría la capacidad de las entidades para dar créditos en unos 50.000 millones en España. Unas advertencias que han vuelto a utilizar para expresar su “rechazo enérgico” al intento de Moncloa de perpetuar el gravamen.
El Gobierno trabaja para descontar las provisiones de la base imponible para hacer fluir el crédito en pymes, aunque en el sector descartan que esta medida ahora mismo tenga efectos
“Gravar la actividad bancaria de forma permanente con un impuesto extraordinario significa frenar la inversión, el crecimiento económico y la creación de empleo en el conjunto de la economía”, avisaron la AEB y CECA la semana pasada en un duro comunicado en el que criticaban las formas del Gobierno, que planea aprobar la modificación por decreto ley o a través de una enmienda.
Impacto difuminado
El impacto directo del impuestazo desde su entrada en vigor es muy difícil de medir, como indican fuentes financieras de una de las grandes consultoras del país. Más aún, en un ciclo en el que el BCE acometió una subida sin precedentes del precio oficial del dinero. Ahora bien, como inciden las fuentes, supone una “rémora más” para que las entidades se lancen a prestar.
Algo similar ha ocurrido con los depósitos, cuyo interés está muy por debajo de la media de Europa y que en privado algunas entidades achacan al nuevo gravamen. Sin ir más lejos, las entidades no cuentan con un catálogo público con su oferta de depósitos y se han decantado por ofrecer depósitos personalizados en función del perfil del cliente.
Si queremos sufragar el modelo europeo necesitamos que las empresas puedan generar dinero", Ana Botín, presidenta del Santander.
Entre las opciones encima de la mesa para rediseñar el impuestazo, el Gobierno trabaja en flexibilizar provisiones para que el crédito fluya a las pymes. Una versión que respalda José Luis Escrivá, gobernador del Banco de España y que es considerado en el sector bancario como el ideólogo del impuestazo cuando se sentaba en el consejo de ministros.
¿Seguirán a Repsol?
La idea pasaría por descontar las provisiones de la base imponible, pero las entidades bancarias descartan que esta medida sea eficaz en el actual contexto económico. El coste del riesgo en general para la banca, que mide las dotaciones para insolvencias sobre el crédito total, ahora mismo está en niveles mínimos, como advierten desde uno de los grandes bancos del país.
La caída de la morosidad a niveles previos a la crisis financiera de 2008 ha propiciado que las entidades recorten a mínimos de 18 años sus provisiones precisamente para cubrir el riesgo del crédito dudoso. Esa hucha de fondos cerró agosto en los 26.642 millones, una cifra no vista desde agosto de 2006, según los últimos registros disponibles del Banco de España.
Además del impacto en el crédito y la inversión, habrá que ver si los principales ejecutivos bancarios suben el tono contra el plan del Gobierno de hacer el impuesto permanente y mueven inversiones fuera de España, como ha decidido Repsol como medida de presión y amaga Cepsa. "Si queremos sufragar el modelo europeo necesitamos que las empresas puedan generar dinero", criticó la presidenta del Santander, Ana Botín, en declaraciones desde Washington.