La figura del Rey como embajador, lobbista y, en definitiva, conseguidor, se ha hecho casi indispensable para los intereses de las grandes empresas españolas en el exterior, sobre todo en países con gobiernos conflictivos. Con una economía doméstica en recesión, la actitividad internacional es el motor de crecimiento de las grandes compañías. Pero competir ahí no es nada fácil: hay populismo, inseguridad jurídica, gobiernos totalmente personalistas... De eso saben mucho Repsol, Telefónica, OHL, ACS, Gas Natural... Las grandes corporaciones se ven obligadas cada vez más a recurrir al monarca. "Sin la figura del Rey estaríamos en estos momentos en dificultades en determinados países, de los que no quiero acordarme, en los que nos está sacando las castañas del fuego", dijó ayer el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo. Se puede decir más alto pero no más claro.
El ministro se refería a la reciente intervención del Rey en Argentina, para evitar una nacionalización de la filial de Repsol, YPF. A principios del pasado mes había algo más que rumores sobre la posibilidad de que la presidenta Crisitina Kirchner anunciara la intervención de YPF en la apertura de las cortes legislativas, el 1 de marzo. La tensión entre ambos países crecía y la sombra del populismo se cernió de nuevo sobre la principal petrolera española.
Las negociaciones que estaba liderando el presidente de Repsol, Antonio Brufau, no daban el fruto apetecido. La mediación del Rey y del Gobierno se hicieron indispensables. La llamada de Su Majestad a la Casa Dorada el lunes 27 de febrero allanó el camino al ministro de Industria, que en un viaje relámpago a Buenos Aires se reunió con los ministros del ramo para acercar posiciones el pasado martes 28 de febrero. José Manuel Soria, el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el de Economía, Hernán Lorenzino, acordaron con urgencia la creación de grupos de trabajo para acercar posiciones.
Tras esta tregua, Kirchner no habló de intervención en su Discurso a la Nación, aunque sí insistió en la falta de inversión de Repsol, que les provocaba un incremento de las importaciones de hidrocarburos. Al día siguiente, los gobernadores de las diferentes provincias donde opera Repsol exigieron por separado a la compañía más inversiones, pero el riesgo de nacionalización ha desaparecido por el momento. El conflicto sigue vivo, aunque la tensión se ha suavizado claramente tras la intervención del monarca.
Ave Meca-Medina, otro ejemplo
Otro caso donde la figura del Rey ha sido determinante ha sido la firma del convenio del tren de Alta Velocidad (Ave) con el Gobierno de Arabia Saudí, entre las ciudades árabes de La Meca y Medina; un contrato de 6.000 millones de euros. Si bien dicho acuerdo se firmó en enero, con el PP gobernando, lo cierto es que la intervención del Rey ya había tenido lugar, a petición de José Luis Rodríguez Zapatero. Según fuentes conocedoras, Zapatero solicitó la ayuda del Rey, ante los primeros escollos con la concesión. En primera instancia, al parecer, Juan Carlos I rechazó intervenir: "Esa es una tarea que tiene que hacer el Gobierno", argumentó. Ante la negativa, ZP envió a la entonces ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, con escaso éxito. Entre otras cosas, su condición de mujer en Arabia Saudí no ayudó demasiado.
La presión de los franceses para lograr la concesión crecía. De hecho, Nicolás Sarkozy, presidente de Francia, había estado vistando al monarca saudí en un hospital de Estados Unidos, donde fue operado. Zapatero acudió de nuevo al Rey casi a la desesperada para que mediara en una situación que se perdía por momentos. El Rey accedió a la petición y viajó a Bahrein, coincidiendo curiosamente con el gran campeonato del Fórmula 1, a finales de octubre. Sus gestiones, durante más de una semana de estancia allí, sirvieron para que empresas como OHL, ACS, Talgo Indra, entre otras, ganaran este voluminoso contrato.
Un país donde el Rey también podría estar haciendo sus gestiones es Argelia. OHL, Acciona, Gas Natural... Muchas son las empresas con intereses en el país. Soria y Margallo han viajado recientemente para mejorar las siempre complicadas relaciones con el país magrebí que nos suministra el gas. Así lo dan por hecho muchas fuentes empresariales.
Más antiguas, pero igualmente recordadas, son las intervenciones del Rey a favor de Ence en Uruguay, compañía en la que los Albertos son accionistas de referencia,reconocidas incluso por el propio presidente del país en su día.