Casi un año después de que en marzo de 2011 se firmara el protocolo de fusión entre Unicaja y Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria (en adelante CEISS), tiempo que Braulio Medel ha dilapidado manteniendo la operación en el congelador, el presidente de la entidad malagueña, con un futuro más que problemático de confirmarse la llegada de Javier Arenas (PP) al palacio de San Telmo, se dispone a jugar su última carta con el permiso del Banco de España (BdE): quedarse definitivamente con CEISS pero limpia de polvo y paja, después de que el antiguo banco central haya saneado a conciencia el balance de la castellano-leonesa con fondos del FROB-3. Una aspiración cuyo sesgo político en el PP consideran evidente.
Y ello sin necesidad de “banco malo” ni nada que se le parezca. Una simple argucia del malagueño. Medel lleva en las últimas semanas presionando al BdE con reclamaciones de ayudas del llamado FROB-3 para, casi sobre la cinta de llegada del 31 de marzo, llevar adelante una fusión que durante casi 12 meses ha dejado morir por inanición. El quid de la cuestión es que don Braulio pretende que esas ayudas, que estarían comprendidas entre los 1.200 y los 1.500 millones de euros, lleven su sello personal. ¿Cómo? Concediéndolas no al banco resultante de la integración de ambas cajas, sino a CEISS, solo a ella, y de forma previa a la fusión.
Sabido es que las ayudas del FROB-3 en forma de bonos convertibles contingentes, los llamados “CoCos” (sujetos a convertibilidad en caso necesario y siempre que se den determinadas contingencias), se conceden, en el caso de una fusión, a la nueva entidad –el nuevo banco- resultante de la misma, pero nunca, como pretende Medel, a las entidades que se van a fusionar. Esta ha sido una pretensión añeja de todas las Cajas fusionadas en los últimos meses. Todas reclamaron la creación de un “banco malo” con ayudas públicas, lo que les hubiera permitido empezar su andadura prácticamente libres de cargas, pero todas recibieron la negativa radical del ministerio de Economía y del BdE.
En el caso de Medel, la recepción de esas ayudas previas dibujaría el panorama de una CEISS (en la terminología utilizada por los partícipes en la operación) con un Balance en cuyo activo figuraría la propiedad del 30% del capital del nuevo banco resultante de la fusión con Unicaja, y un pasivo compuesto por los 525 millones de euros que en su día recibió la castellano-leonesa del FROB-1, más los 1.200 –potencialmente hasta 1.500- recibidos ahora del FROB-3 en forma de “CoCos”, de manera que ese 30% de participación en el nuevo banco tendría una valoración, pues, de 1.725 millones de euros. Pero, ¿cómo sería ello posible teniendo en cuenta que el 100% del nuevo banco vale 2.600 millones de euros (sus recursos propios)?
Los “imposibles” de don Braulio
Es uno de los “imposibles” que pretende don Braulio con esta operación, ello al margen de la inviabilidad de conceder las ayudas del FROB-3 a una sola de las partes participantes en la fusión. Además, CEISS tendría extraordinariamente difícil devolver esas ayudas al FROB contando con los dividendos anuales –el 30% de los mismos- que pudiera repartir el banco resultante de la operación, claramente insuficientes para ello, lo cual abocaría al BdE a la intervención definitiva de la castellano-leonesa, que es lo que muchos sospechan en el fondo pretende el malagueño Medel. El “negocio” del FROB no podría ser, en tal caso, más ruinoso, puesto que al ejecutar se quedaría con ese 30% a un precio superior a dos veces y pico a lo que vale.
La preocupación, cuando no la mera indignación, fue ayer la tónica en no pocas de las Cajas recientemente fusionadas, que en el pasado reciente intentaron utilizar una vía similar o muy parecida a la que ahora Braulio Medel quiere poner en marcha en el caso de Unicaja-CEISS. De acuerdo con fuentes del Banco de España consultadas ayer por este diario, no pocos altos ejecutivos del sector mostraron su malestar por el potencial trato de favor de que pudiera ser objeto Unicaja, además de pedir explicaciones en el caserón de la plaza de Cibeles sobre lo que está ocurriendo.
Don Braulio, con la astucia que caracteriza su instinto de cajero casi perpetuo, está forzando la máquina hasta el final, sabedor de que ni a la entidad que gobierna Fernández Ordóñez ni al propio Ministerio de Economía les queda ya margen de maniobra, abocados como estamos a la fecha tope de marzo en que deberán concretarse todas las operaciones de integración. Desde el 21 de febrero pasado en que el malagueño se entrevistó en la calle Ferraz con Inmaculada Rodríguez-Piñero, secretaria de Política Económica y Empleo del PSOE, los encuentros entre ambos se han sucedido. Hacer fracasar esta operación podría poner en peligro todo el andamiaje de la reforma financiera que pilota De Guindos, con sus claras repercusiones políticas internas, además de en la Unión Europea y en los mercados.