El Gobierno español continúa involucrado de lleno en la batalla por el control de Abertis que dirimen Atlantia y ACS. En esta fase decisiva de la operación, una vez que se han presentado las ofertas, la ofensiva de Moncloa para tratar de evitar que la concesionaria de infraestructuras quede en manos italianas pasará a ser liderada por Álvaro Nadal, ministro de Energía, quien tomará el testigo del titular de Economía, Luis de Guindos, cuya actitud al respecto de la operación ha cambiado de forma significativa en los últimos meses. Cambios en el reparto de papeles en un escenario fuertemente condicionado por las autoridades europeas, dispuestas a complicar el afán proteccionista de parte del equipo económico de Mariano Rajoy.
Tras conocerse los primeros rumores sobre el interés de Atlantia de llevar a cabo una operación corporativa con Abertis, confirmados oficialmente a través de un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a mediados de abril, el Gobierno comenzó a tomar posiciones y a dejar claro que la maniobra no era de su agrado. Fue precisamente Luis de Guindos uno de los primeros en pronunciarse y dejar claro que, pese al carácter de empresa privada de Abertis, el Ejecutivo tendría algo que decir para que la operación saliera adelante.
El ministro de Economía se refería al hecho de que entre los activos de Abertis se encuentran varias concesiones de infraestructuras del Estado que, de llevarse a cabo la compra por parte de Atlantia, cambiarían de manos y, por lo tanto, requerirían del visto bueno del Gobierno. Y entre esas concesiones se encuentra la realizada a Hispasat, sociedad de la que, además, el Estado es accionista, aunque minoritario (su participación no llega al 10%).
Sin embargo, los últimos pronunciamientos de Guindos acerca de la posibilidad de que Abertis acabe en manos italianas han sido bien diferentes, con una palabra por encima del resto: neutralidad. La mencionó en un foro tan indicado como el reciente encuentro empresarial Italia-España, celebrado en Roma, con los principales responsables de Atlantia y Abertis allí presentes.
Y también el pasado día 9 de octubre, con ocasión de la aprobación definitiva del folleto de OPA por parte de la CNMV, pese a las misivas recibidas por el supervisor de parte de los ministerios de Fomento y Energía recordando que los italianos no habían solicitado una serie de autorizaciones que ambos departamentos consideraban necesarias para que la compra pudiera llevarse a cabo. Por entonces, Guindos destacó la independencia mostrada por el organismo que preside Sebastián Albella.
Guindos se la juega en Europa
Un cambio de actitud que no es casual. Todos los recelos que las maniobras de Atlantia han causado en el Gobierno español contrastan de forma notable con el entusiasmo generado por la operación en el seno de la Comisión Europea. Y precisamente en el entorno comunitario han hecho saber a Guindos que la actitud proteccionista del Gobierno español no le hará precisamente un favor en sus aspiraciones a ocupar un puesto de relevancia en instituciones como el Eurogrupo o el Banco Central Europeo.
Sin estas ataduras, Álvaro Nadal sí está dispuesto a dar la batalla final para que Abertis no acabe en manos italianas. Sumamente crítico en su día con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por la gestión que hizo en el proceso de venta de Endesa, que terminó en manos de Enel, controlada por el Estado italiano, Nadal no dudó recientemente en lanzar mensajes en contra el grupo energético transalpino en sede parlamentaria, al hilo de su decisión de no prolongar la actividad de una serie de centrales de carbón de Endesa en España.
La ofensiva final para tratar de descabalgar la oferta de Atlantia, a través de la Abogacía del Estado para que certifique la necesidad de contar con las citadas autorizaciones que no han sido solicitadas por los italianos, lleva ya el sello de Nadal.
Un cruce de caminos energético
No obstante, el trabajo no será ni mucho menos sencillo. Además del visto bueno de la CNMV, la operación de compra de Abertis también tiene la aprobación de la Comisión Europea y, además, un respaldo prácticamente inédito a una transacción económica entre dos empresas de diferentes países miembros para crear un líder mundial. Un respaldo que ha llevado a Bruselas a describirlo con palabras como "orgullo".
Nadal cuenta como ventaja con la oferta competidora liderada por ACS, a través de su filial alemana Hochtief que, por el momento, ha ofrecido una mayor contraprestación económica por Abertis, aunque su oferta de canje de acciones y su lógica empresarial arrojan muchas más dudas. La propuesta de ACS como alternativa para evitar que Abertis cayera en manos extranjeras siempre fue vista con algo más que agrado por parte de Moncloa.
El papel de Nadal se ve reforzado además por los movimientos que se avecinan en el sector energético, donde todo apunta a que será determinante el papel de Gas Natural Fenosa, compañía que comparte accionista de referencia con Abertis: La Caixa. Un cruce de caminos imposible de disociar.