Bankia y BMN quieren llegar a su fusión lo más saneadas posibles. Las dos entidades nacionalizadas han protagonizado algunas de las mayores operaciones del mercado institucional en los últimos días. Todo mientras el Fondo de Reestructuración (Frob), su principal accionista, elige al banco de inversión que decidirá su futuro en los próximos meses, un proceso que arrancará en los próximos días.
Una de las principales desinversiones de 2016 en la banca española, que ultima Bankia, es el Proyecto Tizona. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri negocia los últimos flecos con el fondo norteamericano Waterfall para el traspaso de 500 millones de euros en hipotecas morosas y créditos de pymes con garantía inmobiliaria. Según valoraciones de mercado, Bankia podría ingresar entre 150 y 200 millones por esta operación. Al fondo, un nuevo actor en el mercado español, le podría acompañar algún otro inversor.
En el mercado ha sorprendido la llegada de esta firma norteamericana, fundada por dos exbanqueros de Merrill Lynch, Tom Capasse y Jack Ross, que estuvieron entre los creadores del mercado de ABS (titulizaciones) en Estados Unidos, el germen de la burbuja de las hipotecas subprime.
La venta de Bankia es una de las tres mayores desinversiones hipotecarias de la banca española en toda la crisis
Esta operación supondrá un nuevo salto en la reducción de la morosidad de Bankia, que en junio se situó por primera vez desde que estalló la crisis por debajo del 10% y de la media del sector. Cuando Goirigolzarri cogió las riendas de la entidad, contaba con 20.000 millones en créditos dudosos, de los que ahora quedan 11.800 millones. Tras operaciones como el Proyecto Tizona, esta cifra podría llegar al nivel de los 11.000 millones. Esta venta es una de las tres mayores desinversiones de hipotecas en España en toda la crisis, tras la protagonizada por Catalunya Banc y otra de la propia Bankia del año pasado.
Por su parte, BMN no quiere quedarse atrás, y acaba de sacar al mercado el Proyecto Tito, en referencia al emperador romano, con 130 millones en créditos dudosos divididos en dos subcarteras: Germania y Britania.
Eso sí, la entidad presidida por Carlos Egea ha sacado este proyecto sin acabar de cerrar el Proyecto Stream, que comenzó a preparar hace ya casi un año, con casi 2.000 activos inmobiliarios valorados en 300 millones de euros.
El foco en la morosidad
El hecho de que se estén acelerando estas operaciones no es casual. La calidad de los activos de la banca está cada vez más en el foco de inversores y supervisores. Se nota también la presión que tienen las entidades ante la entrada en vigor de la nueva circular contable del Banco de España.
Es clave que los libros de las dos entidades nacionalizadas estén lo suficientemente saneados cuando se ponga en marcha la fusión
Por ello, es clave que los libros de las dos entidades nacionalizadas estén lo suficientemente saneados cuando se ponga en marcha la fusión, para que los inversores no penalicen al grupo resultante en Bolsa. Éste es uno de los asuntos capitales para el equipo de Goirigolzarri dentro del análisis que están haciendo de BMN, ya que su morosidad está todavía en el 10,8% -a pesar del traspaso de activos a Sareb- y su cobertura está en el 40,5%, por debajo de la media del sector de cerca del 50%.
Esta fusión está pendiente de varios factores. Primero que haya un Gobierno que negocie en Bruselas que pueda producirse antes de julio; de un cambio legal que permita al próximo Ejecutivo alargar el periodo de desinversión en Bankia y BMN; de la contratación de un banco de inversión del Frob, que llegará en los próximos días; y de lo que determine éste, ya que no están cerradas otras alternativas, como un subasta pública de BMN.