Se preparan, sin tapujos, para firmar la mejor campaña de su historia. Les favorece que los delirios independentistas catalanes estén disipando las burbujas de su afamado cava. Los espumosos de Aragón, Extremadura, la Comunidad Valenciana y, en menor medida, Castilla y León, comienzan a consolidarse al calor de la recuperación económica y de su apuesta por la exportación.
Para muchos son los 'otros' cavas. Sin embargo, algunas de estas bodegas no catalanas no paran de crecer. Es el caso de Langa, en Aragón, que este año espera producir más de medio millón de botellas de cava, de las cuales un 60% tendrán como destino final Estados Unidos, Canadá, Brasil o Japón. Tras casi cuarenta años de andadura, la familia Langa ha pasado de una primera producción de 500 botellas allá por 1978 a las 400.000 actuales. "Se empezó haciendo todo de forma muy artesanal, etiquetando a mano, hasta tener ahora mismo una línea de producción de 1.000 botellas a la hora", explica a 'Vozpópuli' su director técnico, César Langa.
Reconoce de primeras que "del último lustro, esta es la mejor campaña". "Y eso que todavía falta mucho", remata. En esa esperanza influye la recuperación del consumo. "Se respira la Navidad con muchas más ganas que otros años", relata en referencia a la puesta en valor de unos cavas locales, desconocidos hasta no hace mucho. Reticente en aceptar que tras el esplendor de sus espumosos asome un posible boicot al cava catalán como ya sucedió en 2005, prefiere destacar el trabajo de su bodega y el premio que les otorgó el año pasado la revista inglesa 'Decanter' al mejor cava del mundo con su Reyes de Aragón Selección Familiar.
"Mucha gente desconocía que se podía hacer cava en regiones que no fueran Cataluña", dice Langa
"Llevamos un crecimiento sostenido en estos últimos años donde no tenía ningún tipo de incidencia", manifiesta. Pese a ello, acaba reconociendo que el posible boicot al cava catalán y toda la campaña política que derivó en el simulacro de referéndum del pasado 9N, les ha abierto una ventana al mercado. "En 2005, por el primer boicot, sí que es cierto que nuestro producto se dio a conocer, se hizo una labor informativa muy importante, ya que había mucha gente que desconocía que se podía hacer cava en otras regiones que no fueran Cataluña".
"Es difícil cuantificar el boicot"
Teniendo en cuenta que la venta de cava depende, en un 50 por ciento, de la Navidad, y que aún es pronto para calcular el porcentaje final, los productores no catalanes se muestran cautos cuando se les pregunta por la incidencia de las acciones que está llevando a cabo el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
"No lo podemos cuantificar, es difícil", subraya Langa, admitiendo que "quizá este año sí tenga más impacto". Y prosigue: "A nosotros lo que nos gusta es que la gente nos compre porque le gusta nuestro cava. Que luego la coyuntura política nos sea más favorable... pues si nos beneficia, alegría para todos. Si ponemos las velas bien desplegadas porque el viento nos sopla a favor... tontos seríamos si no lo hiciéramos". "Pero no nos gusta vender por fastidiar al vecino", zanja al respecto.
Alternativa fiable
La expansión de estas bodegas situadas fuera del Penedés ha coincidido tanto con una caída del consumo de cava en España como con la decandencia de las marcas catalanas. Conscientes, sin embargo, de que las 26 bodegas no catalanas productoras de cava son sólo una gota comparadas con el océano del Penedés con sus cerca de 230 empresas, llama la atención que su cuota de producción no pare de crecer: del 0,9% del total que representaban en 2007 han pasado a un 3% el año pasado. "Las marcas no catalanas multiplicaron su producción desde los dos millones de hace seis años a los casi 8,5 millones de botellas de 2013", según datos publicados por 'El País'.
Las marcas no catalanas han pasado de producir 2 millones de botellas a 8,5 en 2013
Despuntan Unión Vinícola del Este, con dos millones de botellas, Torre Oria, con uno, y Dominio de la Vega, como productores en Valencia, donde esperan que "el ejercicio 2015 sea el mejor de la historia de los cavas elaborados en Requena", la única zona valenciana que puede producir cava bajo la denominación de origen. Son ambiciosos y confían en llegar hasta los cinco millones de botellas.
Extremadura también pisa fuerte. "Cada año batimos récord", relata a este diario Leonard Pera, encargado de la agencia de márketing online Todo Extremadura. "Hay un impacto evidente del tema catalán. También influye la calidad, que cada vez se conoce más y que la gente mira más hacia lo suyo".
Por su parte, la responsable de AragonMeGusta.com, Meritxell Villas, subraya que en su región esperan, igualmente, un crecimiento notable. "Se prevé vender aproximadamente un millón y medio de botellas, casi el 50% más que en 2012, cuando se vendieron 700.000 de cava aragonés, que lleva años de crecimiento y ahora se ha convertido en una alternativa fiable a los cavas tradicionales".
Patriotismo local
Cierto cansancio, desapego y unas dosis de patriotismo local son, aparte del tema catalán y la recuperación económica, las razones que redondean el auge de los 'otros' cavas. "Seguramente ha influido un desapego general. La gente ha tendido a buscar alternativas y los cavas aragoneses estaban ahí con una garantía de calidad para cubrir ese espacio", cuenta Villas.
"Cada vez hay más gente que tiende a consumir los productos locales, entre ellos el cava", sostiene Peñalba
Un espacio que también ocupa desde 1978 la bodega Peñalba López, finca Torremilanos, en la localidad burgalesa de Aranda de Duero, la única que fabrica cava en todo Castilla y León. "Sí que hemos notado un aumento del consumo de cava a nivel local, hay gente que busca la alternativa al espumoso catalán y que está interesada en conocer que en su tierra haya un cava no catalán", declara su director financiero, Vicente Peñalba.
Con una producción de 75.000 botellas, de las que exportan el 95%, Peñalba se queda "con el hecho de que cada vez más gente tiende a consumir los productos regionales". No lo tienen fácil, pero de momento están aprovechando el viento a favor.