Habían pasado solo unas horas del demoledor 4-0 que infligió el Real Madrid al Bayern y un henchido Florentino Pérez se dejaba caer por el Ministerio de Industria y Energía para tratar de buscar una salida al problema que más le acucia, el futuro del almacén de gas Castor, que fue cerrado temporalmente en septiembre pasado tras provocar más de 500 terremotos.
Pero esta vez, su interlocutor había cambiado. Desde que estalló el escándalo del Castor, el presidente de ACS, accionista de control del 66% de Escal UGS (la empresa que explota el almacén subterráneo), se había reunido en varias ocasiones con el ministro José Manuel Soria para tratar este problema y otros también de índole energética, como los recortes a las plantas termosolares.
Pero esta vez, el que le recibía no era el ministro, sino el que de facto se ha convertido ya en el hombre fuerte del Ministerio para todos estos temas, el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal.
Alberto Nadal está asumiendo cada vez más cuotas de poder dentro del Ministerio de Industria y es el que ha tomado las riendas del problema del Castor
El hermano de Álvaro Nadal, jefe de la Oficina Económica del Gobierno, está acaparando, poco a poco, todo el poder sobre el área de actividad más importante de Industria, ante el progresivo distanciamiento de Soria, que se ha quemado con la reforma energética y ha dejado de ser el interlocutor con el sector, con el que ha dinamitado todos los puentes.
Así que, el 30 de abril, fue Alberto Nadal el que recibió a Florentino, que acudió al encuentro con su equipo de asesores. Tras las bromas y felicitaciones por el baño dado por el Madrid al equipo de Guardiola, las dos partes se pusieron manos a la obra, según confirman a este diario fuentes conocedoras de la reunión.
Sobre la mesa, la propuesta del empresario madrileño de devolver la concesión para explotación del almacén de gas a cambio de una indemnización del entorno de los 1.400 millones de euros.
Pese a la gravedad del asunto y al riesgo para las arcas del Estado de tener que pagar 1.400 millones de ACS, el encuentro fue cordial y en él se bromeó sobre el 4-0 al Bayern
Vozpópuli había informado cuatro días antes de la idea que manejaba el dueño del Castor, que previamente había sido sondeada entre otros miembros del Gobierno, incluido el propio Soria.
Tanto Florentino como Nadal conocían ya las conclusiones de los primeros informes técnicos encargados por Industria al Instituto Geográfico Nacional (IGN) y al Instituto Geológico y Minero de España (IGME), mantenidos en secreto varios meses hasta que el diputado de IU en el Congreso, Ricardo Sixto, los dio a conocer posteriormente, a mediados de mayo.
Solo ellos y los técnicos sabían que los informes constataban, sin albergar dudas, que había habido "una relación directa" entre la inyección de gas realizada por Escal en el Castor y los 512 terremotos registrados en septiembre en las zonas del Bajo Maestrazgo (Castellón) y Tierras del Ebro (Tarragona).
"Todo indica que la sismicidad inducida es el resultado de la actividad de inyección de gas", sentencia el documento elaborado por el IGN, que descarta que los temblores tuvieran su origen en la falla de Amposta. "Se trataría de otra falla, no cartografiada", que habría despertado el proceso de inyección de gas, y que algunos expertos ya denominan "Falla Castor".
El IGN, además, alertaba de que deberían haberse realizado más estudios de sismicidad inducida para prevenir el impacto de la inyección de gas en la estabilidad sísmica de la zona.
Con conclusiones tan demoledoras como las de estos estudios y de los que aún están por llegar, qué Gobierno que se atreve a reabrir un almacén que podría volver a provocar nuevos seísmos en la zona, constatado ya el "despertar" de una nueva falla, donde la población pudo sentir en sus propias casas en septiembre varios temblores que llegaron a alcanzar los 4,2 grados en la escala Richter.
Ante tales evidencias, el grupo ACS, el sector gasista español y el Gobierno dan por perdida, al menos en el corto y medio plazo, una infraestructura que se presupuestó en 500 millones de euros y cuyo coste final se ha disparado por encima de los 1.400 millones de euros.
Ante la evidencia de la relación entre la inyección de gas y los seísmos, ACS, el sector gasista y el Gobierno dan por perdida, al menos en el corto y medio plazo, la infraestructura subterránea
De ahí que Florentino planteara en esa reunión secreta a Nadal que la mejor salida al problema es la devolución de la concesión, que pasaría a manos del Estado y por la que ACS recibiría una indemnización.
El empresario madrileño puso en valor la sentencia del Supremo, que respalda el derecho de la compañía, en caso de suspensión o finalización de la concesión, a recibir una compensación por el valor neto de las instalaciones, incluso en el caso de que Escal obrara con dolo o negligencia, teniendo el derecho a percibir el "valor residual" de la infraestructura.
Sin embargo, según confirman las fuentes informantes, Nadal le replicó que habrá que esperar a que estén sobre la mesa todos los informes que faltan, tanto los técnicos pedidos fuera de España como las auditorías económicas, que determinarán si la obra incurrió en sobrecostes no justificados. En Industria, y en el Gobierno, no quieren ni oír hablar de tener que cargar al recibo del gas o a los Presupuestos Generales del Estado el coste total de la indemnización que finalmente se lleve ACS, por lo que buscan todos los resquicios para conseguir que ésta sea lo más baja posible, señalan fuentes del entorno del Ejecutivo.
Al término de la reunión, que acabó en un ambiente de cordialidad, las partes se emplazaron para más adelante, una vez que los nuevos informes estén realizados.
Pero Florentino Pérez ha seguido moviéndose con otros miembros del Gobierno para tratar de convencerles de que la mejor opción es la devolución de la concesión, que ACS-Escal puede activar cuando considere oportuno porque así está recogido en las propias cláusulas del contrato de concesión.
Unos días después, el 6 de mayo, el presidente del Real Madrid estuvo departiendo con Álvaro Nadal en Moncloa sobre cómo solucionar el problema del Castor, en el almuerzo que dio Mariano Rajoy a los miembros del Consejo Empresarial de la Competitividad.