La sucesión de Isidoro Álvarez al frente de El Corte Inglés se acelera necesariamente tras el fallecimiento del empresario. Hasta poco antes del verano, el nombre de Dimas Gimeno, al que Álvarez nombró director general para dar vida a un cargo de nuevo cuño, sonaba como una clara alternativa de futuro. Sin embargo, la incorporación por sorpresa de Manuel Pizarro al grupo hace que todas las miradas se dirijan a ambos a la hora de hablar del futuro del gigante de la distribución.
Por el momento, las decisiones en la compañía llegarán tras superar el ‘shock’ que ha supuesto la pérdida de Isidoro Álvarez. Sin embargo, las fuentes consultadas apuntan a que la salida para esta situación desembocaría en una especie de bicefalia para repartir los poderes.
Así, Dimas Gimeno se ocuparía de una parte más relacionada con el desarrollo del negocio del grupo, que conoce a la perfección por su ya dilatada presencia en El Corte Inglés y por la experiencia de algo más de un año en el cargo de número dos de la compañía. Mientras, Pizarro tendría un papel más dirigido hacia la parte institucional del grupo y, obviamente, a la financiera, precisamente para lo que fue fichado por Isidoro Álvarez, que le nombró adjunto a la presidencia.
No se descarta incluso que Pizarro pudiera tomar el relevo de Álvarez como presidente de la compañía, aunque con carácter no ejecutivo, y que fuera Gimeno quien se quedara como primer ejecutivo desde su cargo de director general. No obstante, la distribución de cargos entraría en una serie de cábalas que, por ahora, no están ni mucho menos resueltas.
Tareas complementarias
La llegada de Pizarro a El Corte Inglés, por la que el ex presidente de Endesa y de la Bolsa de Madrid abandonó su cargo como presidente y socio del despacho Baker & McKenzie, fue consecuencia de una carencia detectada por la compañía cuando se vio obligada a refinanciar su endeudamiento con la banca acreedora. No era de recibo que un grupo que factura cerca de 15.000 millones de euros y cuenta más de 90.000 empleados no tuviera una fuerte pata financiera y con un notable del sector al comando.
Sin embargo, la entrada de Pizarro fue meteórica. En apenas dos meses pasó a ser nombrado consejero, aprovechando la celebración de la junta de accionistas del grupo el pasado 31 de agosto. El ejecutivo recorría de golpe un camino que a la mayoría del resto de consejeros le llevó mucho tiempo. No llegaba para ser uno más.
Por su parte, Dimas Gimeno venía a aportar algo de aire fresco a la cúpula de El Corte Inglés, en busca de facilitar la adaptación del grupo hacia los nuevos tiempos, en los que la clientela tradicional había disminuido y, en cambio, la competencia se había incrementado de manera feroz.
No obstante, la personalidad de Álvarez para dirigir uno de los gigantes mundiales de la distribución (el primero de Europa y el tercero del mundo por cifras de facturación) no es fácil de adquirir y algunos destacados miembros de la alta dirección de la empresa consideran que aún es demasiado pronto para que Gimeno asuma todo el poder en El Corte Inglés.
Todo parece indicar que el día de después en el grupo pasa por la adecuada combinación de los factores incorporados en las postrimerías de Isidoro Álvarez como presidente de la compañía.