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El apalancamiento de Florentino alcanza hasta su mansión de Madrid

La situación de apuro de los principales accionistas de ACS es compartida por el propio presidente de la compañía, Florentino Pérez. El fuerte retroceso experimentado por los títulos del grupo constructor han encendido las luces de alarma sobre todo en aquellos socios más apalancados. La situación del presidente no es de las más cómodas, teniendo en cuenta que para incrementar su participación en la compañía hipotecó por dos veces la notable finca de tres alturas que le sirve de residencia en Madrid.

El castigo que los mercados han infligido a ACS en los últimos meses por su delicada situación financiera ha puesto contra las cuerdas a algunos de los principales socios del grupo constructor, que se encuentran notablemente apalancados en el valor. Una situación que también afecta al propio presidente de la compañía, Florentino Pérez, que en su día apostó por la compañía endeudándose hasta el extremo.

Y en ese extremo se encuentra la mansión que alberga su vivienda en Madrid. Sobre la finca pesan dos hipotecas que se constituyeron poco antes de que los primeros efectos de la crisis comenzaran a dejar huella. Por entonces, ACS cotizaba en sus máximos históricos, por encima de 45 euros por acción, y Pérez siguió apostando por la empresa con la compra de paquetes de acciones que elevaron su participación hasta el 12,5% que posee en la actualidad. Para llevar a cabo este incremento de participación, el presidente de ACS no dudó en recurrir incluso a su patrimonio personal para ponerlo como garantía de determinados préstamos.

De esta forma, sobre la vivienda de Florentino Pérez en Madrid pesan dos hipotecas otorgadas por el Banco Santander, que responden respectivamente de 35 y 23,65 millones de euros de principal de sendos préstamos más los correspondientes intereses. La finca ocupa la manzana limitada por las calles Velázquez, Castellón de la Plana y Pablo Aranda. Está dividida en tres alturas, cada una de las cuales cuenta con dos pisos, cuya extensión oscila entre 500 y 530 metros cuadrados de extensión.

El revolcón que han sufrido las acciones de ACS en los últimos meses, especialmente a raíz de su salida parcial del capital de Iberdrola, ha llevado la tensión hasta los accionistas del grupo constructor. Así las cosas, Iberostar, que se hizo con un 5% de la compañía en zona de máximos históricos, acumula minusvalías latentes superiores a los 500 millones de euros. Mientras, Alberto Alcocer y Alberto Cortina (los Albertos) se han visto obligados en cadena a refinanciar la deuda de sus instrumentales, aportar más garantías a las entidades financieras y, finalmente, a deshacerse de un paquete de títulos de ACS próximo al 4% para evitar ser ejecutados de facto por la banca acreedora.

Garantías en peligro

La situación no ha sido mucho más cómoda para Florentino Pérez, que ha visto como las acciones de la compañía que preside han llegado a cotizar por debajo de la cota de 11 euros, lo que empezaba a poner en peligro las garantías otorgadas a los bancos en virtud de loa préstamos solicitados para comprar acciones de la compañía. Entre las prendas figura la mencionada vivienda y por duplicado.

Por el momento, el presidente de ACS respira gracias al repunte experimentado por la compañía en los últimos días, apoyada por la mejoría general de los mercados, el descenso de la prima de riesgo y las noticias en torno al próximo rescata de España. Pero aún no puede relajarse.

Los accionistas apalancados sufrían hace pocos días otro varapalo cuando el propio Florentino anunció el fin del dividendo a cuenta de ACS debido a las pérdidas en que ha incurrido la compañía por la venta del 3,7% de Iberdrola que realizó a mediados de abril y el deterioro de la participación que le resta, además de los costes de las refinanciaciones de la abultada deuda que arrastra.

Este hecho pone de nuevo sobre la mesa los enormes riesgos que se asumieron en los últimos meses antes del estallido definitivo de la crisis, especialmente con las compras apalancadas de acciones en bolsa.

Florentino Pérez se arriesgó pero también convenció a terceros para que apostaran por ACS en aquel momento en el que parecía que el crecimiento económico y, especialmente, el desarrollo de los sectores constructor e inmobiliario iban a ser infinitos. De aquel escenario se ha pasado a otro radicalmente distinto, que ha llevado a destapar estos riesgos.

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