En junio pasado, en una de sus contadas apariciones públicas, el secretario de Estado de Energía, Fernando Marti, puso sobre aviso al sector eléctrico sobre lo que estaba por venir, la muy discutida reforma energética; durante la presentación del Balance Energético de 2011, advirtió del “exceso de parque de generación” que soporta el sistema eléctrico español y lanzó un recado a las empresas: “Tenemos que adaptarnos a las circunstancias reales”, dijo.
Parece que Iberdrola ha recogido el guante. La primera eléctrica española analiza alternativas para su extenso parque de plantas de ciclo combinado en España, ante las sombrías perspectivas de la demanda y la infrautilización de estos grupos (que queman gas para producir electricidad), como consecuencia del bajón del consumo y el auge de las energías renovables y el carbón.
Entre las opciones figura lo que podría definirse como una deslocalización en toda regla: trasladar a otros países algunas de las centrales que actualmente están paradas en España. Por complicado que parezca, ese escenario fue expuesto por directivos de la eléctrica a los analistas en la actualización de su plan estratégico que llevó a cabo la semana pasada en Londres. Fuentes internas de la compañía (el grupo no hace comentarios sobre este asunto) confirman que, técnicamente, la operación es factible, trasladando únicamente la máquina (es decir, la turbina).
De momento, no hay una decisión tomada y, de llevarse a cabo, se haría a partir de 2015, con Reino Unido como destino. Para ese ejercicio, Iberdrola “prevé promover la puesta en marcha de unos 1.900 megavatios en Reino Unido mediante centrales de ciclo combinado de gas”, según explicó la semana pasada. Esos 1.900 MW equivalen a unas cinco plantas de tamaño medio. Actualmente, la eléctrica tiene 7.262 MW instalados en Reino Unido, pero casi la mitad (3.456 MW) son plantas de carbón, una de las tecnologías que más emisiones generan.
Montar y desmontar un ciclo puede costar unos 100 millones, la mitad que construir uno nuevo
La decisión de desmontar y volver a montar un ciclo puede tener sentido económico. Algunas estimaciones cifran el coste en torno a 100 millones de euros, la mitad que construir uno nuevo. Y puede ser mejor eso que tener una central parada.
Otra opción para las plantas que actualmente no se utilizan (actualmente, la mitad está en el dique seco) es dejarlas en hibernación (totalmente selladas, para evitar que se deterioren), a la espera de que la demanda repunte. El problema es que Red Eléctrica, gestor del sistema eléctrico, se niega en principio a autorizar su desmantelamiento por considerarlas fundamentales para dar apoyo a las renovables (que son intermitentes y no predecibles). Los propietarios de los ciclos reclaman al Ministerio de Industria que se les compense más por estar disponibles.
Actualmente, y salvo excepciones (como las plantas cercanas a grandes centros de consumo), tener un ciclo combinado en España es, en buena medida, un problema. Antes de la crisis, estas plantas funcionaban en torno a 7.000 horas anuales y se amortizaban en un periodo relativamente corto, de 10 o 12 años. Ahora, tras la explosión de esta tecnología y de las renovables y el reventón de la demanda, generan pérdidas y funcionan en torno a 1.000 horas. Además, han dejado de ser una energía de base (como la nuclear), en funcionamiento constante, y se han convertido en una fuente de respaldo, lo que tiene sus efectos negativos sobre las máquinas.
Hasta septiembre, la producción de las centrales de gas de Iberdrola en España se desplomó casi un 70%
El presidente de la patronal eléctrica Unesa, Eduardo Montes, lo dejó claro en junio, en el mismo acto en el que intervino Marti: esas paradas y arranques continuos son un “gran problema” para el funcionamiento de los ciclos. “Sólo pensar en esos momentos de torsión sobre el eje [de la turbina] me aterra”, dijo.
Hasta septiembre, la producción de los ciclos de Iberdrola fue de 2.095 gigavatios hora, un 69,1% menos que un año antes. La eléctrica, líder eólico en España y en el mundo, tiene 5.893 MW instalados con ciclos combinados en España, lo que supone un 23,2% del total y el 44% de los MW de gas con los que cuenta la compañía en todo el mundo.
Los últimos datos de utilización de las plantas de gas en España son de 2011. En ese ejercicio, siete grupos de Iberdrola produjeron por debajo de la media nacional, que ya marcó un mínimo histórico. Con una potencia conjunta de más de 4.000 MW, esas siete plantas generaron 2.947 gigavatios hora. Ese mismo año, uno de los grupos de Aceca (Toledo), cuya propiedad comparten Gas Natural e Iberdrola y que es el más rentable de España (abastece a la Comunidad de Madrid), produjo 2.444 gigavatios hora con apenas 374 MW instalados.