La incertidumbre se ha adueñado del Ministerio de Fomento tras la reunión mantenida el pasado martes con la cúpula directiva de Iberia. El departamento de Ana Pastor no esperaba encontrarse con la actitud inflexible que exhibieron los responsables de la aerolínea en el encuentro, en el que no dejaron ni un resquicio de duda sobre el hecho de que llevarán el ajuste planteado a los sindicatos hasta las últimas consecuencias.
La impresión que dejó el encuentro en la ministra fue que Iberia no tiene las manos libres para actuar en este asunto y que las medidas de ajuste vienen dictadas desde Londres, desde el cuartel general de British Airways, la otra pata del holding IAG. De este modo, el Ministerio de Fomento se plantea acudir a la vía diplomática para tratar de solventar un problema que comienza a asemejarse a una bola de nieve.
La intención es que el tremendo ajuste laboral que pretende llevar a cabo Iberia se convierta en una cuestión de Estado de modo que la inquietud se traslade también a la compañía británica, visto que Iberia no está dispuesta a ceder un ápice. La inquietud se centra especialmente en el número de trabajadores que se verán afectados por el ERE de 4.500 personas que está dispuesta a poner en marcha la compañía.
No obstante, el Ministerio de Fomento no cuenta con mucho tiempo para tratar de buscar alguna solución porque la intención de Iberia es agilizar el proceso lo máximo posible. De hecho, la aerolínea prevé finalizar las negociaciones con los sindicatos como muy tarde a finales del próximo mes de enero, un aspecto que también ha sorprendido a los sindicatos, toda vez que planes como éstos suelen llevar varios meses de conversaciones hasta alcanzar un acuerdo definitivo.
La reforma laboral, en la picota
En este sentido, no se descarta que desde el Gobierno se mande en breve un mensaje poniendo en la picota la fusión entre Iberia y British Airways, aunque el Ejecutivo es consciente de que el camino de la aerolínea española se complicaría mucho si decidiera dar un paso atrás y deshacer el camino hecho hasta el momento junto a la compañía británica. Iberia quedaría desencajada en el proceso de consolidación que ha tenido lugar en el sector de las aerolíneas en los últimos años como consecuencia de factores como la caída de los tráficos a consecuencia de la crisis y el incremento de los costes por la evolución alcista de los precios del petróleo.
Antes de afrontar la reunión con la compañía, Pastor señaló que la destrucción de puestos de trabajo debería ser considerada como la última opción para Iberia, que trata de aprovechar también el marco de la nueva legislación laboral, cuyo espíritu es precisamente el contrario, esto es, la generación de nuevos empleos. De ahí que la ministra del ramo, Fátima Báñez, también esté involucrada en el ajuste de Iberia. Los sindicatos están dispuestos a asumir determinados ajustes por la situación actual de Iberia, en pérdidas, pero no de la manera tan brutal como lo ha planteado la dirección de la empresa.
Por su parte, el sindicato de pilotos (Sepla) ha rechazado de plano las intenciones de la cúpula directiva de Iberia y ha clamado por la disolución de la alianza con British Airways. Con este escenario, los ministerios afectados por este asunto se están planteando tratar de solventarlo por elevación a través de la vía diplomática. El tiempo apremia, eso sí.