Mientras Iberia y el sindicato de pilotos Sepla tratan de alcanzar un acuerdo sobre los ajustes en la aerolínea, tanto de plantilla como de sueldos, la tensión en ambos frentes no deja de incrementarse. El último episodio se produjo hace poco más de una semana, cuando efectivos de la Guardia Civil se personaron en la sede del sindicato a causa de una denuncia presentada por Iberia.
Pese a lo aparatoso de la situación, los miembros de la Benemérita no hicieron otra cosa que entregar la comunicación de la denuncia y el consiguiente aviso de personación ante el Juzgado de Instrucción número 17 de Madrid, encargado de la causa. Un hecho que llama la atención toda vez que no es frecuente que la Guardia Civil se encargue de cuestiones como éstas.
La denuncia se basa en una presunta obtención ilegal de pruebas por parte del Sepla para argumentar una demanda previamente presentada contra Iberia por el propio sindicato de pilotos. En ella, el Sepla acusa a Iberia Express, filial de la aerolínea que preside Antonio Vázquez, de incumplir las condiciones impuestas en el laudo con el que, teóricamente, se deberían dirimir las diferencias entre la compañía y los pilotos como consecuencia de la creación de la nueva filial de bajo coste.
Entre otras cuestiones, el sindicato señala en la denuncia que Iberia Express empleaba a más pilotos de los establecidos en el laudo, que aún prosigue en vigor aunque está recurrido por Iberia ante el Tribunal Supremo. Según ha podido saber Vozpópuli, para sostener la acusación el Sepla utiliza como prueba un documento en el que se explicita las programaciones de vuelo de Iberia Express, con las rutas y los correspondientes comandantes que deberían operarlas.
El presidente, imputado
La demanda que ha tramitado Iberia acusa al Sepla de obtener esas programaciones de forma ilícita. El titular del juzgado encargado de instruir el caso ha admitido a trámite la denuncia y ha procedido a imputar al presidente del sindicato como su máximo responsable.
El cruce de demandas entre Iberia y el Sepla se produce en un momento especialmente delicado, en el que las partes tratan de alcanzar un acuerdo para regular cómo afectará el ajuste laboral de Iberia a los pilotos, toda vez que su sindicato no firmó el pasado mes de marzo el acuerdo de mediación del profesor Gregorio Tudela, lo que sí hizo la mayoría de los sindicatos que representan al resto de colectivos de la aerolínea.
Además, también está pendiente la resolución del Tribunal Supremo sobre el citado laudo de Iberia Express, recurrido tanto por Iberia como por su filial. A mediados de marzo, la Audiencia Nacional rechazó anular el que, en realidad, era el segundo laudo sobre la misma causa, ya que el primero fue recurrido por las compañías y también por el Sepla.
Precisamente, el Supremo debe pronunciarse aún sobre la validez del primero, algo que podría suceder antes de que finalizara el presente año.
Maniobras subterráneas
Mientras Iberia y Sepla mantienen las formas en público en plenas negociaciones, los tribunales son testigos de una lucha subterránea que amenaza con dinamitar cualquier tipo de posible acuerdo y que podría llevar a los pilotos a la huelga durante el verano.
El episodio de la Guardia Civil entrando en la sede del sindicato no ha pasado desapercibido y ha sido interpretado en el seno del Sepla como un intento de amedrentar a la organización.
El jefe de la sección sindical del Sepla, Justo Peral, señaló tras la junta de accionistas que IAG, holding en el que se integra Iberia, celebró la semana pasada que la compañía estaba empujando a los pilotos al conflicto. Días después, el sindicato celebró una asamblea en la que los planteamientos beligerantes se mantuvieron firmes.