Las alarmas volvieron a encenderse en el sector eléctrico ante nuevos recortes a la retribución de las compañías. Desde mediados de enero, primero los rumores y después las primeras informaciones de prensa sobre la cuantía de los ajustes hicieron temblar las cotizaciones de las empresas del sector, que se han dejado en el empeño más de 6.000 millones de euros de capitalización. Ni siquiera el hecho de que las cifras anunciadas por el ministro de Energía, Álvaro Nadal, fueran inferiores en algunos casos a las publicadas previamente ha hecho que el alivio llegue al mercado. Porque el problema no está tanto en el volumen del recorte como en la incertidumbre generada por un sistema en el que las sorpresas están a la orden del día.
En los últimos días se llegó a hablar de un tijeretazo a la actividad gasista de casi 400 millones de euros. En sede parlamentaria, Nadal aclaró que la cifra, en el peor de los casos para el sector, alcanzaría los 50 millones. “Al final, la montaña parió un ratón; pero el daño ya está hecho”, apuntan desde una de los grupos afectados por la situación.
Es más, incluso esa cifra tan poco significativa ha extrañado aún más entre los principales actores del sistema gasista, quienes apuntan a que una cantidad así no justifica realizar un ajuste en pleno periodo regulatorio. “Para hacer algo así mejor hubiera sido esperar a 2020; el hecho de que la cifra sea tan pequeña hace que aún entendamos menos qué es lo que pretende el Ministerio”.
200 millones
Para el sistema eléctrico, el recorte alcanzará aproximadamente los 200 millones de euros. Eso sí, éstos “imprevistos”, toda vez que los rumores apuntaban a que los ajustes iban a afectar exclusivamente a las actividades gasistas. No obstante, desde el célebre informe de Goldman Sachs emitido tras el pasado verano, que ya anticipaba que habría revisión de las retribuciones antes del fin del periodo regulatorio, el sector energético tiene la mosca detrás de la oreja.
El recorte penaliza a las empresas pero no justifica la respuesta del mercado, que muchos califican como una sobrerreacción. “No es normal que compañías como Gas Natural y Enagás hayan perdido más de un 10% en este periodo. Y menos después de conocerse que las medidas del Ministerio de Energía no les afectan tanto como se esperaba”, apuntan desde la mesa de operaciones de una firma de intermediación bursátil.
“El problema para las compañías no es el terreno que han perdido en tan poco tiempo sino lo que les va a costar recuperarlo"
El factor distorsionador no viene tanto por el lado de la medida sino por el temor de los inversores a encontrarse con nuevos imprevistos, en un sector que se caracteriza precisamente por todo lo contrario. “El problema para las compañías no es el terreno que han perdido en tan poco tiempo sino lo que les va a costar recuperarlo. Los inversores temen más ajustes antes del fin del periodo regulatorio”.
Se da la circunstancia de que la incertidumbre viene a posarse sobre un escenario especialmente complicado por el proceso de consolidación que el mercado espera en Europa para los próximos años. La notable corrección en Bolsa de Gas Natural ha complicado una operación que los inversores aguardan con expectación: la salida de su capital por parte de Repsol, que también ha padecido los efectos de la tensa situación que se vive en el mercado.
“Los inversores necesitarán comprobar que al menos una cierta calma ha llegado al panorama eléctrico para volver a confiar”, apunta una fuente bursátil. El problema es que hace tiempo que el Ministerio de Energía y las empresas están librando una batalla que no contribuye precisamente a mejorar el ambiente con vistas a que el mercado vuelva a confiar en las eléctricas.