La crisis de Pescanova está adquiriendo tintes folclóricos, a pesar de que hay temor en el mercado de que pueda haber oculto un gran agujero de deuda en la compañía, camuflado entre las filiales internacionales. Anoche, el presidente de la compañía, Manuel Fernández Sousa, publicó un farragoso Hecho Relevante, después del consejo extraordinario exigido por Grupo Damm tras la presentación del preconcurso de acreedores, en el que, con un alambicado lenguaje, señalaba que seguía al frente de la compañía y con sus planes de refinanciación. Todo esto, “con la unanimidad del consejo”. Hoy, Carceller y Luxempart han negado esa unanimidad, también mediante Hecho Relevante, y señalan que habrá otro consejo para continuar con las aclaraciones. De inmediato, Sousa ha contestado por la misma vía, insistiendo en el quorum absoluto, y negando que vaya a tener lugar otro consejo extraordinario. Eso sí, matizaba cuidadosamente el concepto "unanimidad". La ruptura total está escenificada ya en los archivos públicos de la CNMV. Carceller y Luxempart denuncian que Pescanova les está ocultando información.
La crisis de la empresa gallega está adquiriendo ribetes de folletín. Conviene recapitular. Los citados accionistas (Damm y Luxempart) se negaron a firmar las cuentas de 2012, cuestión que no generó demasiado ruido mediático, pero a finales del pasado mes, la compañía presentó el preconcurso de acreedores, alegando que no había logrado la refinanciación de su deuda. Las entidades financieras exigían más información. Casi de inmediato, se contrató a un banco de inversión estadounidense, Houlihan Lokey, para intentar lograr esa refinanciación, pero a las 48 horas se fue (oficialmente, fue despedido, también mediante Hecho Relevante) denunciando oficiosamente que no tenía acceso a la información.
A partir de ahí, la CNMV abrió una investigación por abuso de mercado y falta de transparencia a la compañía. Y, finalmente, Pescanova convocó para el día 14 el consejo extraordinario que solicitaban con urgencia desde Grupo Damm, titular del 6,1% del capital, pero con una posición con bonos convertibles que puede elevar la participación al 20%.
Deuda real
A todo esto, los bancos acreedores han dejado caer que el volumen de la deuda oculta puede ser del doble de la declarada, siendo la oficial ya de consideración: alrededor de 1.500 millones, para un EBITDA que no llega a los 200.
Conviene reflejar en toda esta sucesión de hechos, algunos realmente esperpénticos, como los publicados por el diario Expansión, que recoge presiones por parte de la cúpula de Pescanova para despedir al marido de la corresponsal en Galicia, por desagradarle la información que publicaba. Fuentes gallegas indican que esas presiones han existido sobre periodistas de varios medios.
Hoy mismo, se ha reunido el pool bancario acreedor de la compañía, para tratar de adoptar una posición común y crear un steering comité. Pero la situación empeora por momentos. Hay miedo a que la deuda oculta sea colosal. Hay ruptura total en el seno del consejo, escenificada ya de manera pública. La actual cúpula está decidida a resistir, lo cual promete luchas intestinas. Pero la compañía está en preconcurso y cada día que pasa hay menos tiempo para refinanciar y presentar un plan de viabilidad.