La riqueza financiera neta de las familias españolas -la diferencia entre los activos y los pasivos financieros-, creció un 17,4 % en 2013 y superó el billón de euros (1,05), según los datos facilitados este lunes por la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones. La patronal del sector estima que este incremento se ha debido tanto a la reducción de unos 50.000 millones de euros en los pasivos financieros como al aumento del volumen de activos.
Tras dos años de recesión, Inverco ha detectado ya una cierta recuperación de la actividad económica, pese a lo cual las familias españolas mantienen un nivel de renta similar al de 2007, antes del inicio de la crisis. Esta incipiente recuperación ha permitido a las familias españolas elevar su tasa de ahorro hasta un 10,5% de la renta disponible en el tercer trimestre de 2013, una tasa que Inverco cree que se podrá extrapolar al cierre del ejercicio, una tasa que Inverco cree que se podrá extrapolar al cierre del ejercicio y que tendrá recorrido en 2014.
No obstante, el ahorro de las familias españolas conlleva un riesgo elevado al estar excesivamente centrada en el sector inmobiliario, cuyos activos han sufrido un gran deterioro en los últimos años frente a otros activos financieros. La pérdida de valor de los activos inmobiliarios desde el inicio de la crisis, señala Inverco, ha tenido su efecto en la riqueza de los hogares españoles, aunque en conjunto es posible que con los datos cerrados de 2013 se puedan superar los niveles previos a la crisis, en 2006.
La querencia de los hogares españoles por las viviendas en propiedad marcan la diferencia con otras economías europeas; en el conjunto del continente, el 70,4% de los hogares poseen su vivienda en propiedad, frente al 78,9% de los españoles. Los países con menores porcentajes de población con vivienda en propiedad, como Alemania o Suiza, presentan mayores tasas de ahorro bruto familiar.
El saldo de activos financieros de las familias españolas alcanzó 1,90 billones de euros a finales de 2013, lo que supone un 185,8% del PIB. Por lo que respecta a la distribución de activos, el inversor español sigue siendo conservador y prefiere los depósitos bancarios por encima de cualquier otro tipo de activo: representan el 41,7% del total; no obstante, su peso ha disminuido ligeramente desde el 42,9% que suponían en 2012.
Otro dato destacado del periodo lo constituyen los flujos para la adquisición de activos financieros, que Inverco calcula que sumaron unos 5.000 millones de euros frente a desinversiones de más de 6.700 millones en 2012. Los fondos de inversión también se han beneficiado del cambio de contexto, ya que el saldo de participaciones en estos productos ha crecido un 24%.