Desde la decisión del Brexit, la volatilidad ha aumentado en los mercados financieros. Por ello, muchos inversores están considerando si es mejor vender sus acciones o fondos de renta variable y esperar mejores tiempos en el futuro. “Aunque esta respuesta es muy comprensible, es la peor decisión que puede tomar un inversor si examinamos las rentabilidades”, comenta Carsten Roemheld, estratega de mercados financieros de Fidelity International.
Las rentabilidades comparativamente altas generadas por una inversión en renta variable pueden localizarse en un número de días relativamente pequeño con grandes subidas de precios, explica Roemheld. “Como nadie es capaz de predecir cuáles serán esos días, en términos generales tiene más sentido permanecer totalmente invertido a lo largo de los ciclos del mercado. Y ello porque cualquiera que se pierda tan solo unos pocos días buenos de la bolsa normalmente tendrá que conformarse con una rentabilidad sustancialmente menor a largo plazo”, subraya. De esta forma, el tiempo parece más importante que el oportunismo cuando se trata de inversiones en renta variable.
Un análisis a largo plazo de los precios de la renta variable de Europa muestra que un inversor que hubiera invertido 1.000 euros en el MSCI Europe cuando se introdujo el euro el 31 de diciembre de 1998 habría generado 1.992 euros hasta el 31 de mayo de 2016. Por lo tanto, el inversor casi habría duplicado su capital.
Sin embargo, si este inversor se hubiera perdido los 10 mejores días de la bolsa de este periodo, solo habría generado 1.023 euros. Sin los 40 mejores días solo le quedarían 324 euros del capital inicial.
En el mercado de renta variable español también se da este resultado. Una inversión de 1.000 euros en el MSCI Spain se habría convertido en 1.938 euros durante el periodo transcurrido entre el final de 1998 y el final de mayo de 2016.
Si el inversor se hubiera perdido los 10 mejores días de ese periodo, la inversión solo habría valido 841 euros al cierre de mayo de 2016. Si el inversor se hubiera perdido los 40 mejores días, solo le habrían quedado 192 euros.
“La volatilidad es un elemento natural de los mercados financieros y es el precio que pagan los inversores por la rentabilidad superior a largo plazo de la renta variable en comparación con otras clases de inversiones. Por lo tanto, sigue siendo necesario que los inversores mantengan la cabeza fría durante las fases de volatilidad del mercado bursátil y se abstengan de actuar precipitadamente. Predecir el momento correcto de entrada o salida, y de comprar o vender de acuerdo con esta predicción, está condenado al fracaso. Es mucho más importante estar invertido a largo plazo. El motivo es que si el inversor se pierde la subida de precios, la rentabilidad de su inversión se reduce sustancialmente”, comenta Roemheld.