El Gobierno de Mariano Rajoy está muy preocupado por la posibilidad de que la Generalitat de Cataluña coloque a un economista afín en el seno del Banco Central Europeo. De acuerdo con la información que ha circulado por Moncloa, el prestigioso economista Jordi Galí podría presentarse al cargo de Director de Investigación del BCE, un puesto de carácter técnico pero de gran influencia y que en la actualidad está abierto a un proceso de selección.
“Jordi Galí es una autoridad mundial en política monetaria. Si opta al puesto, tienen que dárselo sí o sí por méritos propios. No hay otro con su currículo. Ahora bien, la pregunta que se hacen en el Ejecutivo es para qué se presentaría un académico tan reputado a una posición así. Aunque el sueldo es bueno, semejante movimiento sólo podría esconder una agenda de corte independentista. El Gobierno sospecha que lo haría empujado por la Generalitat”, explican fuentes cercanas al Ejecutivo y al tanto del ruido surgido en torno a esta cuestión.
Varias veces incluido en las quinielas de candidato al Nobel de Economía, Galí tiene todas las posibilidades de obtener el puesto si se postulase. Y si bien el cargo es puramente de carácter técnico y sin asiento en el Consejo de Gobierno del banco central, podría brindarle a la Generalitat un acceso directo a la cúpula del BCE en el supuesto de que se precipitara la ruptura con España.
La necesidad del BCE
En el caso de que Cataluña se independizase, uno de los riesgos más evidentes radica en que las entidades catalanas no puedan acceder a la financiación del BCE. De no contar con ella, tanto la banca como la Generalitat estarían abocadas a la quiebra. De ahí la suma importancia que se concede a este movimiento orquestado con el fin de hacer lobby puro y duro. "El Govern de Mas necesita a alguien en Fráncfort desesperadamente", concluye una de las fuentes.
De hecho, el mismísimo gobernador del Banco de España ya ha recordado en público que una Cataluña independiente no podría financiarse en el BCE mediante filiales españolas, en especial si es de forma masiva y sostenida en el tiempo. Luis María Linde también ha destacado otro asunto no menor: la liquidez del BCE sólo se puede lograr a cambio de títulos de un país de la zona euro, lo que supondría que la banca catalana no podría socorrer a la Generalitat cuando ésta se emancipase y emitiese una deuda todavía hoy a precios fuera de mercado.
Sin embargo, Jordi Galí sostiene que el divorcio será amistoso porque conviene a España y Europa. Y aboga porque Cataluña mantenga el euro habilitando a los bancos catalanes para que puedan acudir al BCE. “En el peor de los casos, las entidades financieras con sede en Cataluña podrían acceder a la liquidez del BCE a través de filiales o sucursales establecidas en la zona euro, como lo hacen regularmente numerosos bancos no comunitarios de acuerdo con lo establecido en la normativa relevante del BCE”, escribió Galí en un artículo publicado en El País.
Una vez dentro del BCE, Jordi Galí siempre podrá defender estas tesis aunque se sitúe en un escalafón por debajo de su perfil. La tarea no le resultará difícil, puesto que a juicio de las fuentes consultadas goza incluso de más predicamento académico que el propio González-Páramo, quien ya tuvo un asiento en el Consejo de Gobierno de la institución.
Así las cosas, pese a que tan sólo se trata de un desempeño técnico sobre el que los Gobiernos no tienen ni voz ni voto, estas fuentes apuntan que el Ejecutivo español siempre puede guardarse la última carta e intentar vetarlo en los despachos, argumentando que el BCE no puede alojar a un economista con semejantes aspiraciones secesionistas.
La ideología del Colectivo Wilson
“Galí es un académico brillante que elaboró su doctorado bajo la tutela de Olivier Blanchard, el actual economista jefe del FMI. Sin embargo, en esta cuestión se encuentra completamente ideologizado. En el mismo instante en que todos los andaluces decidan retirar sus depósitos de las entidades catalanas, éstas quebrarían. Pero todos estos economistas del Colectivo Wilson siempre se olvidan de este hecho porque, claro, va a ser una separación amistosa. Han perdido el norte”, comenta una fuente que conoce al personaje.
Y para muestra un botón. Ajeno al track record de gestión de CiU y Esquerra, que han disparado la deuda más que en ninguna otra Comunidad, Galí razonaba con un tono casi adanista en una tribuna publicada en La Vanguardia: “Si la independencia tiene que convertir a Cataluña en una nueva Cuba o una Corea del Norte en el Mediterráneo, pienso que más vale que lo dejemos estar. Mi atracción por la opción soberanista está vinculada a los conceptos de oportunidad y de posibilidades que aquella ofrece. En todos los terrenos, pero especialmente en el económico. Para decirlo claramente, me atrae la oportunidad y las posibilidades que ofrecería la construcción de un Estado nuevo que tuviera entre sus objetivos fundacionales el logro de un crecimiento sostenible máximo y que, por lo tanto, diseñara sus instituciones y las reglas de juego de acuerdo con este objetivo, desde el primer día”.
Galí es quizá el economista más señero del Colectivo Wilson, un grupo de académicos muy laureados y de gran proyección internacional compuesto también por Xavier Sala i Martín (Columbia), Paul Antràs (Harvard), Carles Boix (Princeton), Gerard Padrò (LSE) y Jaume Ventura (Pompeu Fabra). Con unas metas claramente independentistas, pretenden contrarrestar las “campañas de desinformación que tienen como objetivo atemorizar a los ciudadanos de Cataluña y evitar que ejerzan libremente su derecho a decidir”, según reza en su página web.