Su plan es lanzar una cerveza que compita con las pequeñas y las grandes, pero que se quede en un punto intermedio; que sea asequible, pero "100% malta"; que no haga al hostelero lucir sus sillas o toldos, pero que le ayude a tener más variedad en la carta. Sobre la mesa, 22 millones de euros de varios empresarios para crear Cervezas Gran Vía, que se lanzará al mercado en septiembre.
Tal y como consta en el Registro Mercantil, la marca cuenta entre sus principales accionistas con el presidente de Gestamp, Francisco Riberas, que será el socio mayoritario; además de él, están sus hijas, Patricia y Mónica Riberas; el presidente de A&G Banca Privada, Alberto Rodríguez Fraile; el socio de Cuatrecasas Eduardo Ramírez; o el expresidente de Colonial, Miguel Velasco. Al frente de Cervezas Gran Vía, el empresario Pedro Cánovas, con amplia experiencia en el sector; para su diseño, Boris de Mesones, maestro cervecero.
Un lanzamiento que, pese a que pretende coger fuerza en estos meses, lleva gestándose desde hace más de 5 años. "Nosotros ya veíamos que había hueco e iniciamos el proyecto hace un tiempo, pero con la covid-19 ha cogido fuerza, porque es un momento en el que los hosteleros están fastidiados", cuenta el director comercial de la cervecera, Javier Segarra.
En esta línea, la nueva marca pretende llegar con una "propuesta fresca" en un momento en el que la mayoría de los bares están levantando la persiana tras meses cerrados. Según avanza Segarra, lo único que la compañía va a comercializar son barrilles de 50 litros de cerveza lager de 4,6 grados. Ni más ni menos. Por lo tanto, solo estará disponible para consumo en bares y restaurantes. Su promesa, mantener durante 5 años su precio; un precio que, dicen, "no se veía en España desde los 90".
Ahorrar costes
En su fórmula para "ahorrar costes" está la clave, cuenta Segarra. "Normalmente el sector cervecero tiene una propuesta bastante estándar que acostumbra el local a darle una aportación, unas terrazas… pero el cervecero no lo hace a cambio de nada, sino que les exige unos compromisos y contratos que les obliga a estar fidelizados durante unos años, a las condiciones de precio que les exige el cervecero", explica. El plan de Cervezas Gran Vía es demostrar que lo llevan todo a precio: "Entre que no cobramos más que la cerveza y la producimos de manera eficiente, podemos demostrar que vendemos más barato que el resto y garantizarlo durante 5 años", asegura.
En este sentido, Cervezas Gran Vía no pide exclusividad al hostelero, y asume que no podría hacerlo porque, tal y como cuenta Segarra, no se planten producir de momento otros tipos de cerveza, como una variedad sin alcohol.
Hasta el 2% del mercado
Con una primera fábrica instalada en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra con capacidad para producir 430.000 barriles de 50 litros al año, la compañía ya prepara la ampliación de esta primera planta hasta duplicar su capacidad, así como la construcción de una segunda fábrica que estará operativa en 2022.
Su plan es llegar, en una primera fase, a 1.000 bares de los 300.000 que hay en España. En los próximos años, buscan alcanzar 4.000 locales de hostelería, todos ellos ubicados en Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía oriental, a lo que habría que sumar Sevilla y Madrid. No obstante, y aunque asumen que "no pretendemos ser grandes líderes", no descartan ampliar su zona de ventas. Sobre el papel, buscan conquistar el 1,5-2% de mercado.
"Nosotros no somos ni los microcerveceros de craft ni las grandes cerveceras. Hay un espacio intermedio entre eso y los grandes monstruos de este país. Nos quedamos en una espacio intermedio y nuestra intención es desarrollar, crecer con nuestra maca, y potenciar el consumo de hostelería", asegura Segarra. La suerte está echada.