Los bancos se volvieron a teñir de rojo tras la aprobación del nuevo impuestazo. El Gobierno endurecerá en unos 1.000 millones de euros la factura fiscal con el nuevo diseño, que gravará entre el 1% y el 7% los ingresos típicos y las comisiones, lo que ha provocado caídas del 4,2% en CaixaBank, el bancos más grande de España.
El Santander se desplomó un 3,6% y Bankinter un 2,6%. BBVA y Sabadell, en plena opa, aminoraron las pérdidas, con descensos del 0,91% y del 1,71%, respectivamente. Pero en la sesión de este viernes no sólo pesó el nuevo impuesto en el ánimo inversor.
Los malos datos macroeconómicos, con un peor comportamiento del PMI compuesto de la zona euro, activaron en el mercado la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) tenga que acelerar los recortes de tipos de interés. Tras tres rebajas en lo que va de año (dos seguidas en julio y septiembre), el mercado ya descuenta otra de medio punto porcentual, hasta situar la facilidad de depósito en el 2,75%. El Ibex logró, no obstante, cerrar la sesión en verde, con una subida del 0,39%.
El Gobierno salvó ayer in extremis una nueva versión del impuesto bancario más duro. El Congreso convalidó un plan fiscal vital para cuadrar las cuentas públicas, que incluye una nueva tasa al sector bancario que gravará entre el 1% y el 7% los ingresos típicos y comisiones. Este nuevo diseño supondrá un golpe fiscal de unos 2.400 millones de euros anuales para el conjunto de las entidades.
Una factura que supera en unos 1.000 millones la recaudación del anterior modelo en plenos recortes de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) y que dificultará la concesión de crédito. Esta cantidad es muy parecida a lo que ha recaudado el impuesto a energéticas, que no sigue. El sector financiero advierte de que restará capacidad para prestar unos 50.000 millones a familias y empresas.
Hacienda se limitó ayer a informar de que el tipo del impuesto tendrá un carácter progresivo con una escala en el gravamen que oscilará entre el 1% y el 7% según la base liquidable.