La tasa de riesgo de pobreza ha registrado un incremento notable en todos los grupos de edad desde el inicio de la última crisis económica, menos en los mayores de 65 años, que han registrado una tendencia descendente que contrasta notablemente con la del resto de grupos. Es una de las grandes conclusiones del tercer Informe sobre la Desigualdad en España, elaborado por la Fundación Alternativas.
Además, los mayores de 65 años son también el grupo de edad que soporta menos cargas económicas asociadas al pago de la vivienda, lo que convierte a los jubilados en el colectivo con menores de niveles de vulnerabilidad y los más protegidos ante posibles crisis. Hay una explicación detrás de este informe: la fortaleza del sistema de pensiones que ofrece a los más mayores una estabilidad que hoy no tienen los jóvenes y no tan jóvenes.
De los aumentos producidos en la tasa de pobreza, destaca el de los jóvenes adultos, los que tienen entre 18 y 34 años, que son los que suelen ocupar los empleos más precarios del mercado laboral. Aún así y a pesar de que han registrado menores aumentos en la crisis, los niveles más altos de pobreza moderada son los que afectan a la población infantil, con una tasa del 30%en 2016.
La Fundación Alternativas también destaca el impacto de la pobreza entre los grupos con edades centrales y pertenecientes a la etapa laboral de asentamiento y consolidación profesional, como los de la edad adulta (35-49 años) y los adultos mayores (50-64 años). Según el informe, detrás de este aumento están las mayores dificultades de empleabilidad y la debilidad de los mecanismos para combatir el paro de larga y muy larga duración.
La tasa de pobreza moderada de los jubilados ha caído 11 puntos desde que se inició la crisis
Los mayores de 65 años, en cambio, registran en ese mismo periodo temporal una reducción notable de la tasa de pobreza moderada, que cae nada más y nada menos que 11 puntos y se queda en el 13%. La mejora de este colectivo no se debe a un aumento de los ingresos en términos absolutos de los que ya eran pensionistas antes de la crisis, pero sí en términos relativos.
¿Por qué suben los ingresos en términos relativos? Por varias razones. La primera se debe al descenso de los ingresos de la población activa por la situación del mercado laboral, con altas tasas de desempleo y un incremento de la precariedad laboral. Este descenso hace que el colectivo de jubilados mejore de forma automática porque las pensiones se han mantenido relativamente constantes durante la crisis.
El segundo motivo se debe a los nuevos pensionistas que se han ido sumando al sistema, que han desarrollado carreras laborales más largas que les han dado derecho a mejores pensiones. Así, mientras en 2008 la pensión media de las nuevas altas rondaba los 1.000 euros, en 2016 fue de 1.332 euros. Esto ha provocado una mejora de la pensión media del sistema, que apenas superaba los 800 euros en 2008, el primer año de la crisis y que hoy está ya por encima de los 1.100 euros.
Y la tercera razón hay que buscarla en el aumento del número de mujeres pensionistas, que ha crecido de forma mucho más notable que la de los hombres: un 112% entre 2008 y 2016, frente al 30% de los hombres. Gracias a esto, de hecho, hay un número creciente de hogares de pensionistas que cuenta con dos ingresos por pensión de jubilación, aunque la pensión media de las mujeres siga siendo mucho más baja.
Con estos datos sobre la mesa se puede decir que ciertos imaginarios colectivos que identifican la pobreza más severa en España con las personas de más edad están sesgados por la situación que vivía este colectivo en épocas pasadas. Pero hoy estoy está superado. De hecho, utilizando otro indicador (el de pobreza absoluta), las circunstancias son las mismas.
Pacto de Toledo
La pregunta que cabe hacerse tras leer este informe es si tiene sentido todo lo que está ocurriendo con las pensiones estos días. La Fundación Alternativas deja claro que el sistema de bienestar asegura niveles altos de protección a buena parte de la población de mayor edad, pero presenta lagunas importantes en relación con las familias con hijos a cargo en un contexto laboral marcado por elevadas tasas de desempleo, temporalidad y rotación.
El Pacto de Toledo ha decidido recomendar al Gobierno ligar de nuevo las pensiones al IPC para evitar que pierdan poder adquisitivo. Con esta decisión se asegura la mejora de las pensiones en los próximos años, pero se comprometen también gran parte de los recursos de los que dispone el Estado. Eso significa que quedará menos para un colectivo al que cada día se le sentencia más a muerte: los jóvenes.