De visita en España, Jens Weidmann desaconseja una reestructuración de la deuda pública, precisamente la propuesta que ahora mismo baraja el partido liderado por Pablo Iglesias. El presidente del Bundesbank considera que el tamaño de la deuda pública española es perfectamente solucionable. "Por supuesto que se puede recurrir a una reestructuración de la deuda como recurso final. Pero yo dudo que se lo recomendase a España", declaró en una conferencia en Madrid organizada por la Asociación de Mercados Financieros.
"Las consecuencias -de una quita- son muy negativas. En primer lugar porque el país en cuestión sería expulsado de los mercados"
En opinión del todopoderoso presidente del banco central alemán, la quita no sería nunca su primera opción. "Las consecuencias son muy negativas. En primer lugar porque el país en cuestión sería expulsado de los mercados. Y más adelante tendría que abonar unos tipos de interés mucho más elevados", explicó. Alemania es uno de los principales acreedores de la exuberante deuda externa española, en gran medida por la vía del BCE. Pero también a través de sus fondos de pensiones, empresas y bancos, si bien estos últimos han reducido bastante su exposición durante la crisis de deuda.
"Tenemos que recuperar la credibilidad de las finanzas públicas", reiteró. Y cuando fue preguntado por si el Gobierno español cumpliría con su meta de austeridad, citó al gobernador del Banco de España, Luis María Linde: "Luis me ha dicho que este año se puede cumplir el objetivo. Pero para el año que viene harán falta medidas adicionales", comentó Weidmann.
A su juicio, el principal problema de Europa reside en un bajo crecimiento potencial, del orden del 1 por ciento. Y un crecimiento tan bajo se traduce en mayores riesgos de recaída en la recesión, menor calidad de vida y mayores restricciones presupuestarias. De ahí que el presidente del Buba destacase que los países bajo presión y en programas de ayuda como España hayan experimentado progresos mucho mayores que los que no lo estaban, como por ejemplo Francia o Italia.
Y a continuación conminó a que se prosiguiesen con las reformas, en especial en dos campos. Por un lado, en el mercado laboral, para el que sugiere la aprobación de un contrato único que acabe con las diferencias existentes entre los temporales y los indefinidos. Por otro lado, Weidmann puso gran énfasis en que se refuerce e integre el mercado de capital semilla para que las empresas más innovadoras puedan acceder a financiación no bancaria en toda Europa.
Respecto a la inflación en la eurozona, Weidmann fue taxativo: "No vemos deflación sino baja inflación en el consejo de gobierno del BCE". Y añadió: "La política monetaria no garantiza el crecimiento". No obstante, subrayó que eso no significa que no viese como un problema esa inflación tan baja. "Estamos discutiendo primero la necesidad de actuar y, segundo, qué medidas serían más efectivas y cuáles serían sus efectos secundarios. Éste es el debate que se está teniendo ahora mismo en el Consejo del BCE", afirmó Weidmann.
Estos comentarios surgen a colación de las declaraciones de Mario Draghi, quien el pasado viernes insistió en que habría que hacer subir la inflación más rápido. La división en el consejo del banco central se antoja cada vez más evidente. "El debate sobre la compra de bonos soberanos es una distracción sobre las medidas que se deben tomar para reforzar el crecimiento en el futuro. Cada vez que Mario comparece, ésta es una de las primeras preguntas que le hacen", concluyó.