La guerra en Ucrania disparó el precio en origen del aceite de girasol y ello arrastró al alza a las otras grasas vegetales, y aunque en las últimas semanas los importes han comenzado a abaratarse aún se encuentran hasta un 80 % más caros que antes del conflicto bélico. El aceite de girasol fue el primer producto afectado por la guerra, ya que España recibía de Ucrania unas 500.000 toneladas, el 62 % del total, y la alarma ante un posible desabastecimiento provocó un movimiento de acopio por parte de los consumidores y varias voces de la industria dijeron que el desabastecimiento era "inminente".
En la semana previa a la invasión de Rusia en Ucrania, que comenzó el pasado 24 de febrero, el precio de origen en las refinerías del aceite de girasol era de 149,51 euros por cada 100 kilos, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Los últimos datos oficiales publicados, correspondientes a la semana del 9 al 15 de mayo, el precio del aceite de girasol refinado se situaba en 270,40 euros por cada 100 kilos, lo que representa un encarecimiento del 80,59 % respecto desde el inicio de la guerra (+120,89 euros). Su precio, sin embargo, está bajando progresivamente después de que en la primera de abril alcanzase los 294,98 euros por cada 100 kilos.
Distintos actores del sector, desde los envasadores agrupados en Anierac hasta la asociación de empresas para el fomento de las oleaginosas Afoex, han explicado a Efe que esta bajada de precio viene motivada porque el mercado ha alejado el riesgo de desabastecimiento. Ello gracias a que se han encontrado otros orígenes de importación y a que Ucrania ha vuelto a vender (aunque en pocas cantidades).
El director general de Anierac, Primitivo Fernández, ha señalado que se debe también a un "efecto despensa", por el que los consumidores hicieron un gran acopio al comienzo de la guerra pero ahora, al ver que hay abastecimiento, están utilizando lo que tienen antes de comprar más.
El aceite de girasol convencional refinado sigue siendo la grasa más cara en origen, pero no la única que ha subido de precio, ya que todas las variedades de aceite de oliva así como el refinado de soja se han visto afectados.
Y también el aceite de girasol alto oleico, que antes de la guerra estaba en los 167,80 euros por cada 100 kilos y ahora está en 302,28 euros por cada 100 kilos, un 80,1 % más caro, aunque llegó encontrarse incluso en los 339,86 euros por cada 100 kilos a comienzos de abril.
Los aceites de oliva
Dentro de la familia de los aceites de oliva y sus derivados, la grasa más afectada ha sido el orujo de oliva refinado, que antes de la guerra estaba en los 173,84 euros por cada 100 kilos y ahora está en los 294,20 euros por cada 100 kilos, un 69,2 % más caro, aunque llegó a encontrarse, a comienzos de abril, en los 315,15 euros por cada 100 kilos.
El aceite de oliva virgen extra está un 4 % más caro (de 326,42 euros por cada 100 kilos a 340,73 euros por cada 100 kilos), el virgen un 5,7 % (de 308,63 a 326,40), el lampante un 8,2 % (de 293,92 a 318,24), el refinado de oliva un 10,1 % (de 300,01 a 330,57) y el aceite de orujo de oliva crudo un 49,9 % (de 130,08 a 195,08).
Todos ellos vienen experimentando una caída de precio en las últimas semanas desde comienzos de abril, cuando aceite de oliva virgen extra estaba a 352,26 euros por cada 100 kilos, el virgen a 336,73, el lampante a 324,91, el refinado a 336,11, y el orujo de oliva crudo a 197,37.
Otros aceites vegetales, como el refinado de soja, están ahora un 21,4 % más caros que antes de la guerra (188,11 euros por cada 100 kilos frente a 154,86), aunque, igual que el resto, también está bajando, ya que a primeros de este mes estaba en los 194,07 euros por cada 100 kilos.
En lo que respecta a los precios al consumidor, está aún por ver cómo afecta esta bajada de coste en origen, ya que según los últimos datos publicados este mes por el Instituto Nacional de Estadística la inflación se situó en abril en el 8,3 % y entre los precios que más subieron se encontraban "otros aceites", un 96,2 % y el aceite de oliva, un 42,5%.