El gasto en pensiones se ha desbocado durante la última década, desde los 61.887 millones de euros desembolsados entre prestaciones contributivas y no contributivas en 2003, hasta los 108.825 millones previstos para este ejercicio, un 76 por ciento más en 10 años según los datos que recoge el informe de Presupuestos de la Seguridad Social. Una cifra que ha obligado a plantear cuanto antes la reforma de las pensiones y poner en marcha el llamado factor de sostenibilidad.
Al mismo tiempo, la crisis se ceba con el empleo y, por ende, con los ingresos del sistema. El número de trabajadores que sostiene la Seguridad Social se ha desplomado hasta los niveles de 2003 y se sitúa en los 16,2 millones, dejando atrás los 19,2 millones registrados en 2007, justo el pico de la burbuja.
Eso sí, si tenemos en cuenta a los parados que cobran el desempleo y que por lo tanto el Estado subsidia su cotización, la cifra de afiliados en 2013 alcanza los 19 millones, un millón y medio menos que en 2007.
Tal desequilibrio conduce a un déficit que según los expertos no se esperaba hasta más allá de 2015, y que la crisis ha acelerado. Según las previsiones que maneja de forma interna el Ministerio de Economía, la estimación de números rojos de la Seguridad Social para este año se eleva al 1,8 por ciento del PIB, unos 18.000 millones.
Entre 2003 y 2013, el desembolso en pensiones ha crecido aproximadamente a una tasa media del 6 por ciento al año, muy por encima de la inflación. Y esta evolución en el gasto de la Seguridad Social obedece a varias razones: por un lado, al incremento del número de beneficiarios, que han repuntado en cerca de un millón de personas hasta superar los 8 millones.
Por otro, los salarios son cada vez más altos. Y al haber cotizado sobre bases más altas, los nuevos pensionistas perciben prestaciones mayores. Así, los que se jubilaron en 2003 recibieron una pensión media de 980 euros, mientras que los que se retiraron en 2012 consiguieron una prestación media de 1.387 euros. En estos diez años, la pensión máxima ha subido desde los 2.045 euros al mes hasta los 2.584 euros.
Otro ejemplo es el de la pensión de viudedad. Una viuda que empezó a cobrar su pensión en 2003 percibía de media 485 euros al mes. En cambio, en 2012 la cantidad media por este concepto se situó en los 678 euros.
La tercera razón del incremento en el gasto en pensiones radica en las subidas de los complementos a mínimos, que se elevaron mucho durante los años de Gobierno socialista. Por ejemplo, las pensiones de viudedad mínima experimentaron un alza del 15 por ciento en 2007 y del 22,79 por ciento en 2008. Y las pensiones mínimas de jubilación sin cónyuge a cargo repuntaron en 2010 un 9 por ciento.
La partida de pensiones representa el 10 por ciento del PIB. Esta proporción es superada en algunos países de la zona euro, como Italia, Francia, Austria o Alemania. Sin embargo, mientras que en esos países la recaudación total del Estado rebasa el entorno del 45 del PIB o incluso el 50, en España los ingresos estatales apenas se acercan al 35 por ciento del PIB y por lo tanto ese 10 por ciento del PIB de gasto supone un esfuerzo mayor.