FCC ha logrado encadenar dos años consecutivos de resultados positivos tras una larga travesía en el desierto de saneamientos y refinanciaciones que le llevaron a completar un lustro de pérdidas. Los beneficios de 251,6 millones de euros logrados en 2018 y, especialmente, la reducción de la deuda en un 25% abre la puerta al regreso de un dividendo que desapareció al inicio de aquellos cinco años de números rojos. Pero la última palabra la tiene el accionista mayoritario del grupo, Carlos Slim, y sus preocupaciones en la compañía giran en torno a otros elementos.
“Las cifras hablan por sí solas”. Esta frase, pronunciada por el director de Mercados y Control de FCC, Miguel Coronel, cuando los analistas le interrogaron acerca de un posible retorno de la retribución al accionista, fue interpretada como una señal de que la compañía llevará al fin a su próxima junta de accionistas la aprobación de un dividendo. “No obstante, la decisión final corresponde al consejo de administración”, matizó Coronel. Básicamente, se trata de una decisión del propio Carlos Slim, sin que nadie sepa a día de hoy qué planes tiene acerca de esta cuestión.
Como FCC no puede llevar a cabo operaciones de este tipo todos los años, las dudas sobre la viabilidad de un dividendo estable y duradero aparecen en el horizonte
La última referencia al respecto fue su intervención en el Día del Inversor que FCC celebró en Madrid a finales del pasado mes de julio, en la que también se le preguntó por el dividendo. Por entonces, Slim no cerró la puerta a retribuir en un futuro a los socios de la compañía (él sería el principal beneficiado, merced a su participación del 61% en el capital) pero sí advirtió de que, a la hora de tomar la decisión, tendría que estar seguro de que sería un dividendo estable y duradero en el tiempo. E, incluso, apeló a la paciencia.
Manos libres
Slim tiene las manos libres para entregar el dividendo. Con una ratio de apalancamiento deuda/Ebitda inferior a cuatro veces, la banca acreedora no va a ser un obstáculo. Sin embargo, cabe tener en cuenta que esa reducción de la deuda se ha logrado gracias a los ingresos extraordinarios obtenidos por la venta del 49% de la filial de ciclo integral del agua Aqualia, operación por la que FCC obtuvo unos ingresos de 1.024 millones de euros.
De ellos, la mayor parte, unos 800 millones, fueron destinados a reducir la deuda financiera neta, ya situada por debajo de los 2.700 millones, muy alejada de las cotas superiores a los 5.000 millones que llegó a tener la compañía hace unos años. La venta parcial de Aqualia también contribuyó a que los beneficios se dispararan un 113% en relación con los obtenidos en 2017.
Como FCC no puede llevar a cabo operaciones de este tipo todos los años, las dudas sobre la viabilidad de un dividendo estable y duradero aparecen en el horizonte. De tenerlo claro Slim, el consejo de administración del grupo constructor no hubiera tardado en aprobar y anunciar la medida.
Los desvelos de Slim
Pero la clave está en que el dividendo de FCC no ocupa un lugar preferente en los desvelos de Slim con su principal inversión española. Por delante se encuentran cuestiones como el desarrollo de la parte inmobiliaria, tanto la que está en FCC como en Realia (también controlada por Slim) y también el futuro de la división de medioambiente, el otro motor del grupo (junto a Aqualia) y la otra clave para la buena cara de los resultados.
El magnate mexicano tampoco piensa en recuperar su inversión en la compañía a través de la vía de los dividendos. Más bien, éstos serían el camino para poder cobrar la deuda de Esther Koplowitz, que asumió el pasado año tras comprarla a Bankia y BBVA con un notable descuento.
Koplowitz, anterior accionista mayoritaria de la empresa, comenzó a perder esta posición de privilegio precisamente cuando el dividendo de FCC desapareció, lo que supuso eliminar los ingresos que le servían para pagar la deuda que asumió en su día para comprar los títulos de la compañía que estaban en poder de su hermana Alicia.
La llegada de Slim a FCC salvó de males mayores a la empresaria al darle la posibilidad de refinanciar su deuda personal. Pero le dejó en una posición de minoritaria y sin liquidar una deuda de la que no ha podido amortizar nada por la carestía del dividendo. Quizá ésa pueda ser la razón más poderosa para la vuelta del mismo.