Wanda Hotel Development, filial del holding chino Wanda Group y propietaria aún del Edificio España, ha dado un paso más para la venta del rascacielos madrileño al aprobar en junta de accionistas sus cuentas correspondientes al ejercicio 2016. El trámite no es baladí si se tiene en cuenta que el comprador, el empresario Trinitario Casanova, justificó su negativa a firmar la compraventa cuando estaba previsto, a finales del pasado mes de marzo, por el hecho de que el propietario del inmueble se presentó a la firma sin esas cuentas.
En poco menos de 15 días vence el nuevo plazo que se dieron Wanda y Baraka, el holding controlado por Casanova para cerrar de una vez la compraventa del Edificio España, una operación en la que llevan enfrascados desde el mes de julio de 2016. En principio, tras la aprobación de las cuentas por parte de Wanda Hotel Development, quedan eliminados los obstáculos que impidieron que la transacción se rematara al finalizar el primer trimestre del año.
Sin embargo, no todo es tan aparentemente sencillo. Porque la versión de Wanda sobre lo sucedido aquel 31 marzo difiere de la argumentada por Baraka. Según la sociedad que aún ostenta la propiedad del emblemático rascacielos, aquel 31 de marzo había cumplido con todos los compromisos que acordó con Casanova para cerrar la operación.
"El comprador ha solicitado más tiempo con el fin de completar todas sus obligaciones para completar la operación", aseguró por entonces Wanda Hotel Development en un comunicado oficial a la Bolsa de Hong Kong, en la que cotizan sus acciones.
20 millones en peligro
En esa misma nota, Wanda informaba sobre la nueva fecha límite para ejecutar la compraventa y, además, advertía que de no poder realizarse se quedaría con los 20 millones de euros que ha ido anticipando Baraka a lo largo de los últimos meses.
Casanova ha asegurado tenerlo todo listo para firmar la compraventa, incluso para no tener la necesidad de apurar los plazos. Descontado el mencionado anticipo, a Baraka le restan por abonar 252 millones de euros para completar los 272 millones acordados en aquel ya lejano julio de 2016.
Por el camino, entre acusaciones mutuas de incumplimientos y firmas frustradas, se ha quedado parte del acuerdo que Baraka alcanzó con la cadena hotelera Riu sobre el inmueble. La compañía turística sigue interesada en abrir uno de sus establecimientos en el rascacielos cuando ya sea de Baraka. Sin embargo, se echó atrás en sus planes de compartir la propiedad y apoyar financieramente la adquisición del inmueble.
En este tiempo, Baraka también ha limado asperezas con Ecologistas en Acción, que tenían recurridas determinadas decisiones administrativas para reducir la protección del inmueble. Trinitario Casanova convenció al Ayuntamiento de Madrid de que no modificaría la fachada principal del edificio para reformarlo, al contrario de lo que pretendía Wanda, hecho que generó un encontronazo con la corporación municipal que resultó definitivo para que el holding chino desistiera de explotar el rascacielos y decidiera ponerlo en venta.