El Departamento de Defensa de Estados Unidos es el mayor comprador de tecnología a nivel mundial. Cuenta con millones de dólares al año de presupuesto, que invierte en los últimos avances, no sólo militares, sino de alta tecnología, para poner al servicio de sus militares. A partir de ahora, parte de este presupuesto irá destinado a Xkelet, una pequeña start-up de Girona que pretende revolucionar el mundo de los huesos rotos tal y como lo conocemos.
Esta semana, Xkelet, fundada en 2014 por Jordi Tura, se ha convertido en la primera empresa española en ser reconocida como “de alto valor tecnológico y de impacto” para las necesidades del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Esta valoración implica que a partir de este momento, la compañía catalana se ha convertido en proveedor oficial del Ejército norteamericano.
“No todos los días uno recibe esta oportunidad”, explica Pere Hernández, uno de los socios de la compañía, en una entrevista con Vozpópuli. El Departamento de Defensa sólo proporciona esta valoración al 15% de compañías a nivel mundial que considera que realmente pueden llegar a suponer un cambio radical para sus intereses.
Aunque desde Xkelet están acostumbrados a los reconocimientos, saben que este implica un antes y un después en la vida de su compañía, ya que disparará su facturación en cuestión de meses. No obstante, no se aventuran a definir cifras.
Las ventajas de utilizar una férula de Xkelet son innumerables, a ojos de Hernández. No pican, son ligeras, puedes ducharte con ellas, dejan que la extremidad se ventile, no se rompen y lo que es más importante, permiten que el médico pueda examinar mejor al paciente durante su tratamiento.
Un proceso automatizado
Lo que diferencia a Xkelet del resto de compañías que utilizan la impresión 3D para construir inmovilizaciones reside en lo avanzado de su software. Sólo se necesita un Ipad con un sencillo escáner incorporado que junto al software de Xkelet, obtiene de manera automática las medidas del brazo del paciente y diseña en cuestión de minutos una férula única en su especie hecha a medida.
“Utilizamos la inteligencia artificial y el machine learning para diseñar y construir de manera automática. Nuestras férulas no requieren de ningún médico ni ingeniero informática”, explica Hernández. Una tableta y una impresora en 3D comercial es suficiente para poder crear la inmovilización en cuestión de minutos.
“Lo que nosotros vendemos son licencias de software, que aunque son más baratas que vender directamente la férula no implican tantos gastos de producción”, apunta. Por otro lado, el software que ponen a la venta está alojado en la nube de tal forma que “está mucho más protegido”. “Todos los datos de los pacientes son confidenciales y seguirán siéndolo”, señala.
Férulas a medida en el frente
Esta particularidad ha sido lo que ha captado la atención del Gobierno estadounidense. “Como te puedes imaginar, cuando un soldado se fractura alguna extremidad en el frente, pueden no tener médicos en ese momento, o un técnico que sepa modelar en 3D, mientras que sí que pueden transportar un Ipad con escáner y una impresora 3D comercial del tamaño de un pequeño horno en el camión de suministros”, señala.
Otra de las mejoras que han incluido en los últimos años es que han logrado reducir notablemente el tiempo que tardan en imprimir la férula, compuesta por dos fragmentos que se cierran en torno a la extremidad afectada.
Cuando comenzaron a desarrollarlas, tardaban unas ocho horas en construirlas. Ahora, con dos máquinas, han reducido el tiempo a unas 3 horas, una marca que en unos meses recortarán a menos de una hora gracias a la introducción de nueva maquinaria.
Rehabilitación más rápida
Por otro lado, según asegura Hernández, con las férulas que construyen la recuperación del paciente parece ser más rápida, algo fundamental para militares norteamericanos que se encuentren desplegados a kilómetros de su lugar de origen.
“Imagina las implicaciones que podría tener para que un jugador de fútbol como Leo Messi o Cristiano Ronaldo sea capaz de jugar la Champions a pesar de haberse lesionado un mes antes”, señala.
Por el momento, Xkelet sólo fabrica inmovilizaciones para los brazos, pero está trabajando en las extremidades inferiores, que espera tener listas a finales de este año. Las nuevas férulas con articulaciones incluidas tendrán que esperar a principios de 2020.
Falta de financiación pública
A pesar del enorme reconocimiento internacional que supone convertirse en un futuro distribuidor del Ejército norteamericano, Hernández lamenta la falta de apoyo recibido por parte de las instituciones públicas en España.
A pesar de haber aparecido en numerosos artículos de prensa, participar en decenas de Congresos Internacionales y recibir varios premios a la Innovación, lamenta que todavía no han recibido “ni una llamada” por parte de las autoridades públicas.
La compañía se ha basado, según cuenta, en el término anglosajón “Family, friends and fools”, donde Pere Hernández se describe como uno de los últimos, ya que no conocía a los fundadores antes de decidir apostar por el proyecto. Como consecuencia de esta falta de ayudas, han logrado internacionalizarse, pero también han terminado optando por trasladar su holding a Reino Unido, donde las autoridades han mostrado interés desde el minuto uno.
“Si yo ahora le pido ayuda al Gobierno español, a través del ICEX, para que me ayude a introducirme en el mercado ruso, sólo el estudio de mercado me puede costar 3.000 euros. Si quisiera sumarme al stand que tienen en alguna feria internacional, serían unos 1.500, dinero que no tenemos”, lamenta. “En el caso de Reino Unido no sólo nos llamaron ellos, sino que todos estos trámites son gratuitos”, concluye.