El proyecto de AVE a La Meca ha dejado tierra quemada en la contabilidad de Renfe. Detrás del brillo que se transmitió con el anuncio y el desarrollo de esta obra de ingeniería hay algunas cuestiones presupuestarias que afectan a la empresa española y que no parece que se vayan a solucionar en el corto plazo.
La Intervención General de la Administración del Estado reconoce en la última memoria anual de la compañía -2020- la existencia de 185 millones de euros pendientes de cobro; un montante que es ocho millones superior al de 2019.
Esta cantidad está considerada como un “derecho de cobro pendiente de facturar” a Saudí Railways Organization -una de las dos empresas estatales que operan en el ferrocarril de Arabia Saudí- que se saldará durante los próximos años, tal y como reconocen las fuentes oficiales de Renfe.
En concreto, es un 'agujero presupuestario' que se produce debido a que la operadora española ha optado por una metodología contable para el desarrollo de este ferrocarril que “consiste en establecer un coeficiente de cobertura entre los ingresos y gastos incurridos" y a deducir durante toda la vida del proyecto”. Por tanto, espera solucionar este déficit antes de su finalización, dentro de un período total de 12 años.
No obstante, no ofrece detalles con respecto a si los posibles costes adicionales de este proyecto de alta velocidad -Haramain- pudieran generarle déficit al término de ese período. De hecho, Hacienda reconoce en su informe sobre Renfe un “elevado grado de incertidumbre” y “complejidad” a la hora de establecer el registro contable con respecto a este asunto.
AVE a La Meca
Hay que tener en cuenta que la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina reanudó el pasado marzo su servicio después de un año en el que los trenes no circularon debido a la crisis del coronavirus. Lo hicieron con 30 frecuencias diarias -que se han incrementado paulatinamente- y con limitaciones en el aforo de los trenes. Este proceso ha implicado un “largo y complejo proceso de negociación entre el Gobierno saudí y el Consorcio” de este AVE.
Hay que recordar que el Consorcio Al Shoula -responsable del desarrollo del proyecto Haramain- está conformado por 12 empresas, con casi un 90% de capital español y alrededor de un 10% saudí. Renfe Operadora posee el 27% de las acciones, frente al 21,5% de ADIF y el 1,47% de Ineco. Las entidades privadas que participan son Copasa, OHL, Cobra, Siemens España, Indra, Imathia, Inabensa y Consultrans.
Según explica Renfe en sus cuentas, el proyecto Haramain se encuentra dividido en dos fases: una primera denominada fase de construcción, CAPEX, en la que RENFE-Operadora participó fundamentalmente con la construcción de los talleres de mantenimiento, así como la selección y formación del personal necesario para el desarrollo de la siguiente fase.
El segundo período, conocido como, OPEX, comprende la operación de los trenes y explotación comercial de los servicios de viajeros de la citada línea establecida en el contrato principal. No obstante, antes del comienzo de la segunda fase se llevaron a cabo determinados trabajos no previstos en el contrato inicial, que han sido acordados entre las partes.
Renfe declara en su última memoria de cuentas unos ingresos de 30 millones de euros en el proyecto “para la puesta a punto” de este tren. Esta cantidad contrasta con la de 185 millones de euros de deuda que todavía no ha ingresado la compañía y sobre la que no existe la certeza completa sobre cuándo se abonará.