La cesta de la compra y los precios en el supermercado son protagonistas indiscutibles del debate político. Con un IPC de los alimentos disparado -del 15,4% en enero, frente al 5,9% del IPC general-, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha vuelto a mover ficha e insistía este martes en proponer como solución el tope de precios a una cesta básica de alimentos. Su movimiento es una contraprogramación directa a la última propuesta de Unidas Podemos que, pese a que hace un mes apuntaba hacia la misma dirección que Díaz con este tope, ahora pide bonificar la cesta básica como ya se hizo con los carburantes.
La también ministra de Trabajo y la formación morada señalan a la cifra del IPC para negar que la medida aprobada por el PSOE, la de la bajada del IVA en algunos alimentos, esté siendo útil para abaratar las compras, algo que los ministros socialistas (Agricultura, Economía o Hacienda) rechazan. Desde estos departamentos piden "paciencia" para que la rebaja del impuesto se refleje en los precios de los lineales.
De hecho, este lunes el ministro de Agricultura, Luis Planas, convocó una reunión extraordinaria del Observatorio de la Cadena Alimentaria -en la que están supermercados, fabricantes y consumidores- para avanzar que, a juicio del Gobierno, el IPC "ha tocado techo". Basándose en los últimos datos de la FAO y en la evolución de los mercados internacionales (trigo blando, maíz o fertilizantes), Planas apunta a una reducción de los precios de producción, pero reconoce: "La persistencia de algunos factores alcistas hace que no vaya a ser de la noche a la mañana".
Díaz reivindica limitar precios frente al giro de Podemos
En contestación a Planas -y al ala socialista del Gobierno-, tanto Unidas Podemos como Yolanda Díaz apuestan por implantar medidas que tengan un efecto inmediato sobre los precios, relacionadas con la bonificación de la cesta, en el caso de los primeros; o con el tope de los precios del súper por parte del Ejecutivo, en el caso de la segunda.
En este contexto, y frente al cambio de postura de los morados, Díaz pretende marcar de nuevo la agenda y que la discusión esté centrada de forma exclusiva en este tope, alegando que la Ley de Ordenación del Comercio Minorista le avala. Por eso, este martes atacaba de forma directa a las cadenas de supermercados, destacando que la libertad de precios recoge en el capítulo 13 de la ley una excepción: "El Gobierno de Estado, previa audiencia de los sectores afectados, podrá fijar los precios o los márgenes de comercialización de determinados productos, así como someter sus modificaciones a control o a previa autorización administrativa", en casos como "cuando se trate de productos de primera necesidad o materias primas estratégicas".
Esta propuesta, que ya estuvo sobre la mesa el pasado septiembre en la discusión de la propia Díaz con las empresas, fue rechazada por los socialistas, algo que, dan por hecho fuentes consultadas, pasará estos días. La idea es cerrar filas con Planas y dar tiempo a los supermercados a trasladar la bajada de los costes a los precios, como el ministro de Agricultura les pidió personalmente este lunes: que trasladen "de forma efectiva" la bajada de los costes a los precios finales, una tendencia que, explicó "se está produciendo y se va a producir". E insistió: "Lo estaremos vigilando".
También desde las compañías descartan que la aplicación de esta limitación de los precios sea posible. Fuentes del sector consultadas por Vozpópuli apuntan a que la única vez que este punto de la norma se utilizó fue cuando comenzó la pandemia y sobre un producto concreto: el de las mascarillas. En aquel momento, que solo se vendieran en farmacias -por ser unidades limitadas- y que solo afectara al producto permitió que se aplicara con facilidad. "Hacerlo con 15.000 referencias que tiene un supermercado resulta imposible desde el punto de vista práctico", insisten, recalcando que "no se puede topar haciendo que el último eslabón de la cadena -la distribución- lo haga a costa de su margen".
Karl
El embrión es incapaz de hacer uso *legítimo* de la violencia para defender su vida. ¿En qué más se diferencia un aborto, del crímen que cometería el propietario de un barco si, estando en alta mar, descubre un polizón y lo echara por la borda? ¿Acaso se aceptaría el argumento de "mi barco es mío"?