En la última reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell dejó claro que la lucha es contra la inflación y se usarán todas las herramientas necesarias para frenarla, aunque eso suponga destruir empleo y crecimiento. Un mensaje duro, pero realista que aún no se ha pronunciado en Europa.
"A juzgar por las previsiones actualizadas, la Fed ha reconocido ahora que será necesario cierto grado de dolor para reducir la inflación hasta el objetivo y que las probabilidades de que se produzca una desinflación sin un gran enfriamiento del mercado laboral -la llamada desinflación inmaculada- son bajas", explica el economista de DWS Christian Scherrmann.
El Banco Central Europeo (BCE) sigue pensando que la inflación se podrá controlar sin necesidad de llevar a recesión a los países comunitarios, o ese es el mensaje que se ha lanzado hasta ahora. Las subidas de tipos han llegado mucho más tarde que en Estados Unidos y están siendo mucho más discretas. Christine Lagarde tiene en sus manos endurecer el discurso y poner en marcha nuevas herramientas que den más seguridad al mercado.
La prueba de que los inversores no se creen al supervisor europeo es que las bolsas en el Viejo Continente no han parado de caer en esta semana, eso sin contar la devualuación del euro frente al dolar, que se ha acrecentado en esta semana tras las palabras del mandatario americano.
BlackRock se suma a Powell
A esto hay que sumar las duras palabras de BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, que en un informe a inversores catalogó de "poco realistas" las perspectivas de crecimiento del BCE a raíz de la crisis energética. Por ahora, el mayor temor del supervisor no se ha producido, que es que se produzcan 'spreads' entre las diferentes primas de riesgo de la Unión Europea.
Por el momento, Lagarde ha amagado con subir más los tipos si no se corrige la inflación. La presidenta del BCE, en una carta remitida a los eurodiputados de Los Verdes Ernest Urtasun y Rasmus Andresen, advirtió de que la inflación, que cerró agostó en la eurozona por encima del 9%, se mantiene “demasiado alta” y sobrepasará la meta del banco central durante “un periodo prolongado”.
El BCE inició en julio pasado el cambio de era en la política monetaria, con la primera subida de tipos en once años. Fue un aumento del 0,5% del precio del dinero, que desde mediados de este mes se han elevado otro 0,75%, hasta el 1,25% ante la inflación descontrolada.