Economía

Los sindicatos avalarán una reforma laboral light a la espera de que los socios de Sánchez la endurezcan

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cogiendo de la mano a un Antonio Garamendi con cara de sorpresa. Es la foto de un desayuno celebrado el jueves

  • La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en un desayuno el jueves.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cogiendo de la mano a un Antonio Garamendi con cara de sorpresa. Es la foto de un desayuno celebrado el jueves en el que Díaz quería mostrar gran sintonía con el presidente de la patronal. Garamendi anunciaba poco después un último avance en la negociación sobre el llamado contrato fijo de la construcción, en realidad, temporal, para que "no sea sistemáticamente temporal".

Y desde la cautela, daba muestras de un cambio de tono en la patronal, que se aviene a un pacto de mínimos. En el mismo sentido se están pronunciando los sindicatos, y así se apreciaba incluso en un acto de protesta por los salarios delante de la sede de CEOE el jueves.

En las últimas semanas de negociación de la reforma laboral, parecía que se escenificaba una ruptura de difícil arreglo entre patronal y sindicatos. Cuando se sucedían las propuestas contradictorias del Gobierno que tampoco se ponía de acuerdo con el mantra de la derogación de la reforma laboral del PP, y planteaba iniciativas cada vez más restrictivas sobre temporalidad, CEOE puso encima de la mesa su propio texto, en el que se negaba a que haya restricciones por porcentajes en la temporalidad, entre otras líneas rojas.

La reacción de los sindicatos fue airada en la negociación, según trasladaron fuentes conocedoras. Y pusieron encima de la mesa asuntos que no se había contemplado y que no están siquiera en la agenda del Gobierno, como el despido, que reclamaron restringir. También se planteó la prevalencia del convenio autonómico sobre el de empresa.

Este último alejamiento llegó además tras la marejada que produjo el acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos a espaldas de CEOE para la subida de cotizaciones de 0,6 puntos, que cerraba la primera parte de la reforma de las pensiones sin acuerdo. Cuando la Comisión Europea exige el pacto con los agentes sociales en estas reformas. Aunque la vicepresidenta primera para Asuntos Económicos, Nadia Calviño, aseguró entonces que no era así con la reforma laboral, y Garamendi se lo agradeció con ironía ante la carga que este escenario plantea a la patronal, Gobierno y CEOE se afanan ahora en llegar a un acuerdo.

Y los sindicatos se prestan a ello, según fuentes de CCOO y UGT consultadas por Vozpópuli, que dan por descontado el interés del Ejecutivo y de la patronal en el acuerdo, que ven muy cerca. Un pacto de mínimos que no supondrá grandes cambios respecto al marco vigente. Pero es que la verdadera reforma no habría hecho más que empezar. Lo que aparezca en el BOE como Real Decreto-ley tendrá poco que ver con lo que salga del Congreso como ley.

Los sindicatos esperan que el endurecimiento que alientan de la reforma llegará de la mano de los socios de Pedro Sánchez, que están deseosos de enmendar el texto. De hecho, desde CCOO y UGT se han mostrado sorprendidos por la polémica que ha suscitado la propuesta de que prevalezca el convenio autonómico sobre el estatal: Si no sale ahora, en el Congreso PNV y ERC lo consiguen, han advertido.

Derogación completa

Así lo escenificó Díaz en el Congreso el miércoles, donde aseguró a ERC que habrá diálogo con los partidos políticos sobre la reforma laboral. "Voy a cumplir mi palabra. Necesito discreción en la gestión actual, pero por supuesto el diálogo también será político", respondió al diputado de ERC, Lluís Salvadó.

La reforma laboral del PP ya se aprobó como Real Decreto-ley en febrero de 2012 y acabó como ley, pero tramitada con la férrea mayoría que tenían los populares, mientras que Sánchez depende de sus socios, en cuyas manos quedarán la temporalidad, los convenios, la subcontratación, los ERTE y, tal y como planteó Salvadó a la ministra, asuntos que ni siquiera han estado encima de la mesa de negociación como el despido.

Y es que los socios de Sánchez, además de ser los adalides de la derogación completa de la reforma laboral de 2012 -véase el caso de Bildu-, llegan a su tramitación parlamentaria con el enfado que les ha causado cómo se ha tramitado la reforma de las pensiones. Así, Salvadó valoró el diálogo social sobre el que se está construyendo la futura normativa, aunque insistió en que también es legítimo "el modelo de relaciones laborales que puede establecer el Legislativo". Por este motivo, el diputado de ERC recalcó que "no se puede repetir lo que ha pasado con la Ley de Pensiones", cuando la subida de cotizaciones entró 'in extremis' en el Congreso, que lo tuvo que aprobar en 48 horas.

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