Los supermercados no están al margen de la inflación generalizada, aunque, insisten, están trabajando para trasladar "lo menos posible" el aumento de costes a los precios de los artículos que venden en sus lineales. En un escenario inflacionista, con los precios de la energía disparados desde hace meses, las cadenas de supermercados tratan de adaptarse a este contexto sin perder clientes. En esto, el incremento (o no) de sus precios es determinante.
En esta línea, como reconocía DIA la semana pasada, "el contexto inflacionario que hemos vivido en 2021 -marcado por el alza de los precios de la energía eléctrica, los carburantes y las materias primas-, está generando tendencias inflacionistas en el sector". Un escenario que, apuntaban desde la cadena de supermercados, "se prevé que se extienda durante gran parte del año 2022". No obstante, las empresas son conscientes de que, tras dos años de pandemia y con una competencia muy relevante en el sector, los precios de las tiendas son clave para no perder clientes.
"Estamos haciendo todos los esfuerzos de contención de precios para que nuestros precios sean lo más competitivos posibles", explicaba este martes el director general corporativo de Lidl España, Ferrán Figueras. De hecho, la alemana es una de las cadenas que más clientes ha captado en los últimos meses, situando su cuota de mercado ya por encima del 7%, en el tercer puesto de la tabla (tras Mercadona y Carrefour).
Desde Asedas, la patronal de los supermercados, insisten: "No es un sector inflacionista, sino que contiene la inflación". "El IPC de alimentación lleva varios meses encadenando una subida. Creo que es por causas absolutamente objetivas: el coste de la energía, el de las materias primas importadas, como es el caso de los cereales...", apunta su director general, Ignacio García Magarzo, en conversación con Vozpópuli.
Solo en diciembre, el IPC de alimentos y bebidas no alcohólicas situó su tasa en el 5%, dos puntos por encima al mes anterior. Preguntados por el impacto en la cesta de la compra, García Magarzo recalca que "la competencia obliga a subir lo menos posible y lo más tarde posible. Es en ese esfuerzo en lo que están todos".
Para el director general de Asedas, el gran número de cadenas que hay en España limita que el aumento de precios sea inmediato y generalizado. "Hay tantas cadenas que compiten que están todas a disposición del consumidor, ya que la enorme capacidad de elegir hace que el precio evolucione de forma correcta. Y eso va a seguir ocurriendo", asegura.
Con todo, la patronal de los supermercados no se atreve a hacer previsiones: "Estamos preocupadísimos por la energía. Nos impacta muchísimo. Somos un sector que tiene menos margen que otros", recalca García Magarzo, que insiste: "No podemos apagar las cámaras cuando está cara la luz. Se ha hecho un gran esfuerzo en eficiencia, es un gasto que cada uno lo trasladará lo menos que pueda".
La OCU examina el supermercado
El mes pasado, la OCU alertó de las "importantes subidas de precios" en los alimentos que estaba ocurriendo desde seis meses antes, empujadas por el incremento del coste de la electricidad. En concreto, analizó los precios 23 productos básicos de alimentación de todas las categorías. En su análisis, detectó que la mayoría habían registrado aumentos, destacando por encima de otros la margarina, la pasta, los lácteos, algunas carnes (pollo y ternera) y los huevos, con subidas de precios entre un 8,3% y un 21,2% en solo medio año.
"Se trata de productos en los que la energía en sus diferentes fases de producción (elaboración, conservación, transporte y distribución) es un coste muy importante. Además, en algunos de estos productos se ha producido una fuerte aceleración en los últimos dos meses, lo que da pistas sobre la influencia de la subida de la energía", explicaba la asociación.