Los fabricantes ferroviarios españoles Talgo y CAF han presentado sus respectivas ofertas para participar en el denominado "contrato del siglo": el suministro de trenes de alta velocidad para el proyecto de la segunda línea de alta velocidad de Reino Unido, valorado en algo más de 3.100 millones de euros. El plazo para la presentación de las propuestas finalizaba este miércoles.
Ambas participan en un proceso en el que también intervienen la francesa Alstom, la alemana Siemens y la alianza que conformaron para esta ocasión la coreana Hitachi y la canadiense Bombardier. Precisamente, han sido las dos compañías las menos explícitas a la hora de dar detalles sobre los modelos que han presentado para tratar de hacerse con el suculento contrato.
A última hora de este jueves, Talgo reveló que acude a la voluminosa licitación con el Avril, el modelo que le llevó a adjudicarse hace algo más de año y medio el macropedido de Renfe para remozar su flota de alta velocidad, una competencia en la que se impuso a algunos de los rivales que se encuentra ahora en Reino Unido. En la actualidad, los 30 trenes que suministrará a la compañía pública española se encuentran en fase de fabricación.
Avril es el producto de ocho años de trabajo y una inversión total de 50 millones de euros.
A 360 kilómetros por hora
Por su parte, CAF apostará por la base del Oaris, adaptada a las exigencias del cliente británico, aunque apenas han trascendido los detalles sobre la propuesta del fabricante con sede en Beasain.
Está previsto que la adjudicación definitiva se lleve a cabo a comienzos del próximo año. El ganador deberá tener listos los trenes para el año 2026, fecha en la que está previsto, por ahora, la entrada en servicio de la nueva línea de alta velocidad británica, que unirá las ciudades de Londres y Birmingham.
El contrato prevé el suministro de 54 trenes que alcancen velocidades punta en el entorno de los 360 kilómetros por hora. A finales de 2017, las autoridades británicas conformaron la lista de candidatos para la fabricación de los convoyes en la que, en principio, no figuraba CAF. La compañía vasca fue posteriormente invitada a participar para incrementar la competencia del proceso, dado que dos de los grupos que figuraban en la lista inicial, Hitachi y Bombardier, decidieron unir sus fuerzas para tratar de adjudicarse el contrato.
Además, por entonces la fusión de los negocios ferroviarios de Siemens y Alstom seguía en marcha, por lo que la relación de candidatos podría haber quedado reducida a tan solo tres. Tras la inclusión de CAF, la citada operación fue vetada por la Comisión Europea, con lo que finalmente cinco será el número de grupos que pujarán por el contrato, como estaba previsto en principio.