Economía

UBS y BlackRock contemplan que el BCE se convierta en accionista de compañías europeas

Creen que su próximo movimiento consistirá en un programa de compra de acciones

  • El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.

Una vez concluido el programa de compra de deuda del Banco Central Europeo (BCE) que ha inundado con más de 2 billones de euros de liquidez a la Unión Europea a través de la adquisición de sus títulos de deuda pública -ahora se dedica únicamente a la reinversión de activos vencidos-, algunos expertos del sector financiero ya apuntan a cuál podría ser su próximo movimiento: la compra de acciones de compañías en la bolsa europea.

"El BCE está todavía lejos de haber gastado toda su munición. En una recesión moderada creemos que el BCE estaría lanzando nuevas líneas de crédito extraordinario, haría un programa de compras de ETFs de acciones y, en caso de recesión profunda, haría una nueva expansión cuantitativa hasta quedarse con la mitad de la deuda pública en circulación, ya que ahora tiene un cuarto de ella", pronostica Roberto Scholtes, director de Estrategia del banco suizo UBS en España.

Los ETF (Exchange Traded Funds) son fondos de inversión cotizados que funcionan como acciones -se compran y venden en el mercado de valores a un precio que va fluctuando- y permiten invertir en un paquete de activos, en este caso de acciones de compañías. Al comprar un ETF de acciones, el Banco Central se convertiría en accionista (y por tanto propietario) de esas empresas. Su músculo inversor sería tan potente que las compañías comercializadoras de este tipo de producto podrían verse muy beneficiadas.

Scholtes considera que esta es la bala en la recámara que la institución de política monetaria tiene por si es necesario estimular la economía. "En la próxima recesión, el BCE será nuestro salvador", asegura.

Fuentes de la entidad señalan que ese tipo de medidas "son decisiones de política monetaria que tienen que ser tomadas por el Consejo de Gobierno, es decir, por todos los gobernadores más los miembros de Comité Ejecutivo" y que no se pueden confirmar antes de que se acuerden de forma oficial.

No sería el primero

También ve factible esta posibilidad el gigante de la inversión estadounidense BlackRock. "Lo que creo que va a hacer el BCE es ir a comprar sus acciones. Preferiría ver medidas fiscales, pero creo que no vamos a conseguirlas (...) A mí no me gusta ver a los bancos centrales en las bolsas, pero entiendo que es la opción menos mala", apunta Rick Rieder, jefe de inversión de renta fija global de la compañía en una entrevista con Bloomberg, en la que admite que sería de locos que los tipos siguieron cayendo en terreno negativo.

Si el BCE recurre a esta medida en el futuro no será el primer banco central en hacerlo, ya que el Banco de Japón ha estado comprando ETFs de renta variable desde el año 2010 y es una práctica que también han utilizado el banco central checo, el de Hong Kong o el suizo.

A cierre de marzo de 2019, el mercado de ETFs en Europa tiene invertidos 752.000 millones de euros, según la firma de servicios financieros Lipper, una cuantía que podría incrementarse considerablemente si el BCE decide destinar parte de sus recursos a invertir en estos mercados. Una entrada de flujo de esa magnitud atraería nuevos inversores a la bolsa europea y provocaría una revalorización de estos activos, lo que sería positivo para el mercado.

Reparto más justo de la inversión

"Lo bueno de hacerlo vía ETFs es que no beneficias a nadie, a ninguna empresa en particular", explica a Vozpópuli Víctor Alvargonzález, fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep y con amplia experiencia en el mundo de la inversión, quien no descarta que el BCE tenga que hacer otro programa de expansión cuantitativa (compra de activos) y que en esa ocasión dedique parte de su inversión a comprar ETFs de bolsa, ya que si sigue comprando deuda pública los tipos de interés seguirán bajando y eso perjudica a los bancos.

Aún así, el experto no cree que esta medida "vaya a solucionar nada" ya que mientras que en EEUU estos programas funcionan porque hay capilaridad y la liquidez llega a la economía real, en Europa hay un problema de excesiva burocracia y el dinero se queda en las cuentas bancarias o en la bolsa. "No es lo mismo regar tierra fértil que regar un erial", ilustra.

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