Al asesor de cabecera de Mariano Rajoy se le vio a comienzos de la semana pasada muy acelerado. Compareció el martes ante empresarios y periodistas en un hotel madrileño para escudriñar los resultados de las europeas y se le notaba que llevaba varios días sin pegar ojo, a lo que se sumó que acumulaba bastantes fines de semana sin descansar. Lo cuenta su esposa, la socarrona diputada del PP Celia Villalobos, vicepresidenta primera del Congreso, que ese mismo día quedó a comer con su marido en un céntrico restaurante al que ambos acuden con frecuencia. Arriola entró en el comedor, comentó que se sentía mal y cayó al suelo.
Lo primero que hizo Villalobos fue avisar a su hijo, médico de profesión, ya acostumbrado a tratar a su padre de estos desmayos. ¡Que venga el Samur! ¡Que venga el Samur¡, gritó Arriola preocupado por su estado, en la creencia de que podía fallarle el corazón. Y llegaron los sanitarios de urgencia, le hicieron un electrocardiograma, le tomaron la tensión y aconsejaron seguir el protocolo para estos casos en un centro sanitario. El hecho es que, con Villalobos algo contrariada, trasladaron al enfermo al Hospital Clínico y allí le sometieron durante el resto del día a nuevas pruebas médicas para confirmar que el mareo no fue provocado por causas distintas al estrés.
¡Qué hombre tengo! ¡Qué hombre tengo!, se queja con ironía la mujer del sociólogo, cansada de que su marido preste más importancia de la debida a sus desfallecimientos. ¡Pero si tiene el colesterol y los glóbulos como un chaval de 18 años, no como yo que los tengo disparados¡ ¿Sabéis, en realidad, lo que le está pasando?, comenta divertida en los pasillos del Congreso…¡Pues que le castiga la maldición de los frikis¡, dice entre risas. Y es que la misma mañana en que sufrió el vahído, Arriola sentenció que las elecciones en Madrid suelen estar condicionadas por “mucho friki”, fenómeno al que el sociólogo de Rajoy atribuye, ni más ni menos, que el éxito de Podemos y su líder mediático, Pablo Iglesias.
