La ya mítica portada de The Economist sobre el dolor económico en España y la prolongada recesión en la piel de toro incendió los ánimos patrios de algunos medios de comunicación.
El semanario argumentaba en aquel número que las políticas de austeridad habían prolongado la recesión y que España había pasado de ser una potencia económica que batallaba por entrar en el G-7 a un país derrotado. Los diagnósticos no eran nuevos pero la rúbrica dolió especialmente a los sectores más cercanos al Gobierno: era la bofetada de la biblia del liberalismo a un Ejecutivo que todavía se define como liberal pese a las subidas de impuestos y el aumento de la deuda.
Por eso el nuevo número del semanario puede calmar algunos de los ardores patrios que habían soliviantado a los dirigentes populares y sus medios afines. El nuevo retrato sigue siendo el de un toro rendido, pero tras él aparece un Mariano Rajoy optimista y confiado en la recuperación económica.
"El próximo examen para Rajoy serán las pensiones", afirma The Economist, que pide más recortes al Presidente: "Rebajar o eliminar el salario mínimo ayudaría. Los impuestos pueden ser rebajados pero sólo si el gasto público se recorta" concluye el semanario que clama que "lo peor puede haber pasado ya".