Poco le ha durado al socialista Yorgos Papandréu la alegría tras superar el viernes una moción de censura en el último minuto. La incertidumbre sobre el futuro de Grecia se agravó ayer por la negativa de la oposición de formar un gobierno de unidad nacional propuesto el primer ministro. El problema: el propio Papandreu. Antes de pactar, sus rivales le piden que no participe en el nuevo Gobierno.
Un acuerdo de carácter nacional es para Papandréu un paso imprescindible antes de aprobar el segundo rescate financiero. Después de la estrecha votación del viernes, el primer ministro aseguró al presidente, Carolos Papulias, que no está "pegado a la silla" y que está dispuesto a dimitir si no consigue este objetivo. "No me importa no ser reelegido”, le espetó.
De hecho, Papandréu ha convocado para hoy una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros después de los encuentros que mantendrá con el canciller Papulias y con el líder de la formación conservadora Nueva Democracia (ND), Antonis Samarás. Lo que dirá –si sigue adelante, si dimite, si renuncia a la unidad nacional- es una incógnita.
21 meses de austeridad
Todos los partidos de la oposición exigen que se retire, pues consideran que no ha hecho un buen trabajo en los 25 meses en el poder, de los cuales 21 se han vivido bajo severas medidas de austeridad para, en teoría, evitar la quiebra del país. En la práctica, el clima social se ha exacerbado y el descontento aumenta cada día.
“Insistimos en la petición de inmediatas elecciones legislativas para salir lo antes posible de esta pesadilla, señaló Antonis Samarás, de ND. El Parlamento ateniense cuenta también con dos partidos marcadamente de izquierdas, el Partido Comunista y la alianza Synapismos, y con otro de extrema derecha, LAOS. Solo este último y los liberales se han mostrado favorables a pactar con el gubernamental Partido Socialista Panhelénico (PASOK).
El viernes, en Cannes (Francia), en la clausura de la cumbre del G20, el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso pedía a las principales fuerzas griegas consenso para aprobar el plan de rescate adoptado en la cumbre de la semana pasada. El plan de salvamento es una condición indispensable para que Atenas siga recibiendo ayuda financiera internacional, comenzando por el último tramo pendiente del rescate de 8.000 millones de euros.
