La opinión de la UGT suele pesar mucho en los cónclaves del PSOE, donde siempre hay reservado un hueco especial para la intervención del secretario general del sindicato. Su influencia no solo se palpa en los discursos, sino también en la obediencia de los propios compromisarios, la mayoría de los cuales militan a partes iguales en el partido y en su organización ‘hermana’.
Pues bien, a mes y medio de la celebración del 38º Congreso federal, sus máximos responsables ya han hecho saber a destacados dirigentes socialistas que la debacle sufrida por su partido en las elecciones del 20-N no se soluciona ni con simples aspirinas ni tampoco con la mera continuidad. Esta apuesta por la catarsis dejaría fuera de juego las aspiraciones de Rubalcaba a la secretaría general, después de un resultado tan desastroso que ha sumido a su partido en el peor de los escenarios imaginables, sin apenas poder institucional.
En el sindicato se recuerda que Rubalcaba no hizo nada por rescatar en las candidaturas socialistas a los diputados más identificados con la UGT, entre ellos Jesús Membrado y Manuel de la Rocha. Las facturas, al final, se terminan pagando y seguramente el sindicato las piensa pasar al cobro en el 38º Congreso.
Fuentes de UGT opinan que Zapatero cometió el error de no presentarse a las elecciones y que Rubalcaba incurrió en la equivocación de esconder a Zapatero durante la campaña. Dos desaciertos que el PSOE está pagando muy caro porque le han dejado sin candidatos vírgenes y con la sensación de arrepentimiento por una tarea de gobierno cuando menos polémica.
El sindicato no ha mostrado todavía públicamente sus cartas, pero si mantiene esta apuesta por una revolución interna favorecería las posibilidades de Carmen Chacón. La todavía ministra de Defensa se presenta en esta carrera como un icono de la renovación, a pesar del descalabro electoral que ella misma ha cosechado en Barcelona y del que ha sumado su partido, el PSC, en Cataluña.
Dentro del sindicato se denuncia la pérdida de la cultura que hace tiempo practicaba el PSOE de abajo arriba, desde las agrupaciones locales, una práctica que ha desaparecido como consecuencia del creciente poder institucional del que disfrutó este partido. “Desde el 22 de mayo, cuando se perdieron la mayoría de las comunidades y ayuntamientos, todo se ha venido abajo como si fuera una souflee y lo malo es que no parece que haya capacidad de respuesta”, comentan las fuentes sindicales.