-La Constitución de Cádiz, que consagra la libertad de prensa, cumple dos siglos. ¿Cuál es el estado real de este derecho hoy día, en su disfrute y su ejercicio?
-La idea de la libertad de prensa y, en general, de la expresión libre está relacionada con el desarrollo embrionario de las democracias. La libertad de prensa, de una prensa de base ideológica, que consagra la Constitución de 1812 define un escenario que se parece poco al actual.
-Han pasado 200 años, ¿en balde o a favor?
-Hoy existe la libertad de prensa en un amplio sentido, pero hay factores de pre-agenda, intereses, transacciones comerciales de la libertad, intervenciones que crean una disonancia entre la libertad de prensa real –valga el juego de palabras, pero podemos criticar la vida y la hacienda del Rey, del jefe del Estado- y que, por regla general, poco tienen que ver con el debate plural de las ideas…
-Comenta usted que La crisis del periodismo es muy anterior a la económica, ¿qué tanto más y cuáles eran sus signos?
-Los problemas de la pérdida de credibilidad y la merma de independencia de muchos medios no está directamente relacionada con la crisis, y se ha acentuado en las últimas dos décadas. Además, estaba latente una crisis de identidad del medio, que no ha sabido adaptarse de manera eficiente al tránsito irreversible desde el soporte papel al soporte digital.
-En el Libro negro... señala usted la presencia de una burbuja mediática en el 2000, además de un declive en el ejercicio de la profesión. ¿De qué se trata, es un tema de formación profesional o de interés?
-Hablo de una burbuja mediática, de un sistema de medios sobredimensionado, pero no de la calidad profesional de los periodistas. Sí insisto en la precarización: la sustitución de profesionales con larga experiencia y prestigio, al tiempo que dignamente retribuidos, por jóvenes sin esa experiencia y prestigio.
-Si partimos del hecho de la burbuja que usted citó antes, ¿podríamos pensar que lo que ocurre ahora (ERES, cierres, etc.) es un ajuste?
-Bueno, sí. Pero no se ha producido, de momento, una caída brutal del empleo –la destrucción de puestos de trabajo puramente periodísticos es menor que en otros sectores de actividad-, sino la precarización. Siguen saliendo la mayoría de los medios, y ahí son necesarios periodistas, pero las redacciones son mucho más baratas.
-No ha habido presidente que no haya querido crear su grupo mediático. González, Aznar, Zapatero.. ¿Cuál será el de Rajoy?
-Espero que no cometa el error de sus antecesores y descubra que la libertad y la independencia de los medios pueden ser un buen aliado. Tampoco está el patio para experimentos, aunque sí, hay ruidos de fondo que hablan de una reconfiguración de la prensa nacional, aunque más por razones de mercado que de servidumbre política.
-¿Sería una pulsión demasiado nostálgica preguntarse porqué ya no existen periodistas como, por ejemplo, Francisco Umbral o Vázquez Montalbán?
-Sí lo es. Hoy hay muy buenos columnistas, pero tal vez sea el género, y no tanto las firmas, el que está algo tocado.