Cinco días, 96 diseñadores, 84 modelos, casi 30 metros de pasarela y 3 millones de euros de presupuesto. Cibeles Fashion Week regresa a partir de hoy con el nombre Mercedes Benz-Madrid Fashion Week (MBFWM), una versión-franquiciada de la cita que desde hace años marca las tendencias primavera-otoño de 2012/2013.
Aunque el evento comienza formalmente hoy 1 de febrero, no fue hasta ayer en la noche cuando se cerró el casting definitivo de modelos, que este año deben cumplir los mismos requerimientos puestos en marcha en 2006, es decir, un índice de masa corporal de al menos 18,5 para una altura de 1,76 y la mayoría de edad.
Seis años después de haber puesto en marcha esta disposición, el tema dista de ser una realidad. En una incursión a las sesiones de casting, Vozpópuli pudo confirmar cómo algunas de las agencias de modelos encargadas de presentar a las maniquíes se las ingenian para saltarse algunas reglas, o al menos lograr que pasen desapercibidas.
Dos meses antes del evento, Esther García, la directora de casting de la pasarela madrileña desde hace 22 años, presenta a cada diseñador un grupo incial de 100 chicas de las que se escogen entre 16 y 18, dependiendo del número de pases por desfile, explica Paloma García, organizadora del cásting.
Los criterios de unas modelos u otras cambian según lo que busque cada diseñador, aunque suelen existir algunos patrones comunes. El año pasado, por ejemplo, fueron cabellos largos y tipo nórdico. Una vez pre-seleccionadas las modelos, se establecen los contratos con las agencias según el número de desfiles de cada chica.
El truco de las barritas de plomo en la lencería
Alrededor de unas 80 chicas estuvieron todo el día de ayer sometidas a pruebas de distinto tipo: altura, peso, porte. Recorrer en un solo sentido la pasarela consume entre 28 y 31 pasos, según el tranco de cada modelo, que suelen medir alrededor de 1,75. La pregunta no es entonces cuánto pesan sino cuál es su Índice de Masa Corporal.
Este indicador relaciona el peso de cada persona con su estatura y permite conocer con carácter general su estado nutricional. Su cálculo se realiza al dividir el peso en kilos por el cuadrado de la estatura, y el resultado debe oscilar entre 18 y 25 para considerarse saludable.
El mínimo exigido para esta cita es 18,5. Esto después de las medidas exigidas en 2006 para luchar contra ala norexia y los desórdenes alimenticios, que justo ese año en el mundo de la moda cobró la vida a tres jóvenes.
Si bien ese año sólo rechazaron a tres chicas por no cumplir las normas, también es cierto que muchas se negaron a particiar porque no estaban dispuestas a someterse al control de Índice de Masa Corporal.
En estos últimos seis años, para evitar el filtro de las modelos, las agencias echan mano de estratagemas varias, entre ellas, minúsculas barritas de plomo repartidas con discreción en la lencería para trucar el peso e incluso, también el fichaje de chicas que al momento de firmar el contrato tienen 17 años pero al momento del desfile ya han cumplido los 18.
Las exigencias de las pasarelas extranjeras no suelen tener contempladas medidas como las de Cibeles, por lo que la mayoría de las modelos no suelen ajustarse en un casting que, por demás, es internacional. De ahí que haya que retocar un poco.
El mismo Jesús del Pozo, fallecido el año pasado, apoyaba la medida no porque le pareciera lógica sino porque daba por descontado que debía promover valores más saludables. Sin embargo lo explicaba: no se trabaja así ni en Milán o Londres. Lo que sí es cierto es que desde que Cibeles diera un paso al frente, otros encuentros como la Semana de la Moda de Sao Paulo buscan reforzar la imagen de mujeres sanas.
Los desórdenes de alimentación son trastronos multicausales. No hay una sola razón que exlpique su aparición -achacarlos sólo a un protopipo sería tan absurdo como negar que ciertas matrices de opinión los favoerecen-. Sin embargo, es inevitable considerar que la imposición de un canon no favorece la lucha contra esos signos.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición,conscientes de la influencia de este encuentro de moda, porque "es el espejo de muchas jóvenes", han trabajado para que las modelos sean saludables, de ahí el criterio de masa corporal como referencia, entre otras cosas porque las tallas no están homologadas ni son las mismas en todos los países.
Los números rojos del sector
En total, esta edición de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid tendrá un presupuesto de 3 millones de euros, similar a la edición anterior. 5% del presupuesto proviene de los diseñadores que participan en la pasarela y un 50% de los patrocinadores, entre los que figuran, además Mercedes-Benz, marcas como L’Orèal, Burguer King, Absolut Vodka o Rowenta. El resto se reparte entre los patrocinadores de Ifema como son la Cámara de Comercio, el gobierno de la Comunidad de Madrid y Bankia.
Sin embargo, los números rojos son tendencia en el sector textil, que en 2011 experimentó una bajada del 6% en la producción , frente al 1,7% en el mismo periodo del año anterior. Las cifras han sido aportadas en un informe del Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc), que será dado a conocer más ampliamente el jueves en el Salón Internacional de Moda de Madrid, que este año coincide con la Mercedes-Benz Fashion Week.
Los datos confirman la tendencia descendente de los últimos años. La producción textil en España, que era de 12.790 millones de euros en 2004, pasó a 10.390 millones cuatro años más tarde. En ese periodo desaparecieron 1.350 empresas. Además, en 2011 el empleo en el sector bajó casi un 5%, según datos de Cityc.
Una muestra de esa crisis está reflejado en la baja de Adolfo Domínguez para este año. La firma gallega duplicó sus pérdidas en el primer trimestre de 2010 (3,37 millones de euros respecto a 1,66 del mismo periodo del año anterior) y cerró 46 tiendas, la mayoría de ellas en España. Con semejante panorama, ha preferido centrar sus esfuerzos en el comercio exterior, como ya hizo Amaya Arzuaga, que cerró sus fábricas en Burgos porque "producir en España en este momento es carísimo", según explicó entonces.
La facturación del mercado textil en España también ha caído en picado: en 2010 sumó 17.373 millones de euros, una cifra casi equivalente a la de 1997, y un 22,68% inferior a la de 2006. En 2011 se perdió otro 2,6%, según datos provisionales de Acotex, Asociación de empresarios de Comercio Textil y Complementos.