Un grupo de accionistas minoritarios del Banco de Valencia, que aglutinan ya a más de un millón de títulos, ultiman una demanda contra la cúpula directiva que dirigía la entidad antes de ser intervenida por el Banco de España, el pasado mes de noviembre. Las acciones legales irán directamente contra José Luis Olivas, presidente de la entidad hasta su dimisión del pasado 28 de octubre alegando incompatibilidad con su cargo de vicepresidente de Bankia, el ex consejero delegado Domingo Parra y el consejo de administración.
"Su deficiente gestión ha arruinado al banco", explican fuentes de la Asociación de Accionistas Minoritarios del Banco de Valencia. El colectivo espera presentar su demanda en un plazo de quince días. "Nos gustaría haberlo hecho antes, pero la gran cantidad de documentación que estamos analizando antes de acudir a los tribunales nos lo ha impedido", aseguran estas mismas fuentes.
El colectivo no sólo ha encontrado irregularidades en las cuentas de la entidad, lo que provocó la intervención por parte del supervisor, sino que también analiza con detalle las posibles irregularidades de las ex cúpula directiva en cuanto a la concesión de créditos a empresas propias y de terceros.
Ignorados por Olivas
Los integrantes de esta asociación afirman que, desde 2009 de forma individual y luego mediante la asociación constituida a principios de 2011, venían reclamando mediante escritos y en las juntas de accionistas que el banco no tomase "participaciones en empresas de riesgo" y no siguiera invirtiendo en ladrillo. Por estos motivos, la asociación había pedido la dimisión de Olivas, el pasado marzo, durante la Junta General de Accionistas.
El malestar entre los minoritarios es evidente, tras haber perdido el banco un 92,7 por ciento de su valor en bolsa desde sus máximos, en abril. La entidad se encuentra actualmente administrada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), después de que el Banco de España inyectara 1.000 millones para cubrir su desfase de capital y, posteriormente un crédito de otros 2.000 millones para garantizar su liquidez.
Los últimos resultados presentados por Banco de Valencia arrojaron cifras positivas, por lo que los directivos de la entidad podrían enfrentarse a sanciones si el agujero financiero es mayor del esperado. El Banco de Valencia presentó sus últimos resultados en julio, correspondientes al primer semestre del año, y en los cuales declaró un beneficio de 16,74 millones, un 64,2% inferiores a los del mismo período del año pasado. Entonces las dotaciones sobre los activos inmobiliarios se comían casi todo el beneficio a pesar de ser todavía muy bajas.
Ahora el consejo de administración del Banco de Valencia y especialmente su anterior consejero delegado Domingo Parra, destituido el 7 de octubre, se enfrentan a posibles sanciones si la auditoría del Frob arroja unas pérdidas de la magnitud que se adivina con los 3.000 millones de euros inyectados tras su intervención.