Cuatro presidentes autonómicos del PP, además del secretario general de Nuevas Generaciones, le dieron las uvas a Mariano Rajoy. Aprovecharon sus respectivos mensajes navideños, esa costumbre de no tan lejana incorporación a los usos de los diferentes líderes regionales, no sólo para hacer un repaso del año y anunciar medidas para el próximo. En esta ocasión también enviaron algún "recado" al Gobierno de Mariano Rajoy.
Lo normal es que sea Artur Mas quien centre sus palabras navideñas en atacar al gobierno central. Así lo ha hecho este año, naturalmente. Pero el cuarteto compuesto por Ignacio González, Alberto Fabra, José Ramón Bauzá y José Antonio Monago coincidieron en censurar algunas líneas de la acción de Gobierno con las que no se sienten en absoluto de acuerdo.
Sin duda la financiación autonómica es asunto que necesita una pronta respuesta, dada la inquietud que parece advertirse en los diferentes gobiernos regionales, de todos los colores, menos el vasco, obviamente, feliz con su excepcionalidad y con su cupo. A la espera de una revisión de la ley, anunciada para el año en el que ahora entramos, los barones se inquietan y muestran su disconformidad con las medidas que en este sentido está adoptando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Es opinión muy instalada entre algunos dirigentes territoriales del PP que desde Hacienda se favorece, beneficia o se hace la vista gorda con Cataluña, pese al chantaje político permanente al que la Generalitat tiene sometido al resto de España.
Ignacio González, que hizo una mención expresa de lo inviable de la deriva secionista catalana. insistió en su mensaje navideño en su enfrentamiento con Montoro, ya un clásico que ha subido de decibelios en las últimas semanas. Dijo González que no va a consentir que "a los madrileños se les exijan más sacrificios ni se les pida que paguen más impuestos" y recordó de nuevo que el actual sistema de financiación le hurta a la comunidad madrileña, la más solidaria de España, más de 1.300 millones de euros.
En la misma línea de censurar algunos aspectos del modelo de financiación siguieron Bauzá y Fabra, presidente de Baleares y Comunidad Valeciana, respectivamente. Bauzá fue el más suave y sutil, defendió la sostenibilidad del sistema implantado en las islas y recordó que algo tiene que hacerse para lograr el equilibrio presupuestario puesto que su gobierno no va a incurrir en más ajustes en educación, sanidad o servicios sociales.
Fabra, ya de salida rumbo al Parlamento Europeo, seguramente fue el más populista al asegurar que él no va a consentir (así lo dijo, "no voy a consentir") que se trate a su comunidad en forma distinta al resto de España. Muy poca autocrítica y mucho pecho de hojalata entre los líderes regionales del PP que han puesto a Montoro en su punto de mira.
El proyecto de Gallardón
Monago, el presidente extremeño, sin embargo, se centró en Ruiz Gallardón y su reforma de la ley del aborto, que tanta tormenta está causando en el partido.En una línea mucho más contundente que la de Núñez Feijóo, tampoco muy entuisiasta con la medida, elogió la ley del 85 de Felipe González, también de supuestos pero sin incluir del de la malformación del feto.
A última hora también se ha sumado en esta línea el secretario general de Nuevas Generaciones del partido, quien advirtió de que el "sentir mayoritario" no es favorable al anteproyecto de Gallardón e insistió en que hace falta pedagogía y consenso, en la línea del portavoz del PP vasco, Borja Semper. Jorge Dorado, quien dijo que "el Estado no debe complicar más las cosas", se suma así a lo expresado también por Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en madrid, y los alcaldes de Valladolidad y Zamora. Llama la atención que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, no mencionó en absoluto el tema del aborto, como bein han subrayado fuentes del Gobierno,k "pese a ser mujer y socialista", según esta versión.
Rajoy, quien continuará su reposo navideño hasta el día 5, ha convocado una reunión de la ejecutiva del partido para el próximo día 8. Este es asunto que requiere un tratamiento amplio por parte de la formación en el Gobierno ya que el goteo de críticas y reproches al anteproyecto de Gallardón es incesante. Hasta el punto de que el propio ministro de Justicia le ha hecho llegar al presidente su estupefacción ante tal estado de cosas, en especial en lo que respecta a la forma en la quer Génova está llevando este asunto.